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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Reclamando una pequeña reflexión de sus señorías

La autora recuerda que si el PSOE hubiera hecho lo mismo que Iglesias, Carmena no sería alcaldesa

A lo largo de mi vida política he aprendido algunas cosas, entre ellas que los peores políticos son aquellos que se dejan llevar por su soberbia y su prepotencia, que anteponen una frase ofensiva a una solución, que creen ingenioso el insulto, que buscan la humillación del oponente antes que el diálogo. Me encuentro con ello a menudo en los plenos del Ayuntamiento de Madrid, y si bien es cierto que en la mayoría de las ocasiones llevan las siglas del PP, es lo mismo que vi en la réplica de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez al relacionar a Felipe González con la cal viva.

Es un mal político —pensé por primera vez sobre Pablo Iglesias— porque la buena política, desde mi humilde opinión, tiene mucho que ver con pensar en el interés general incluso cuando a uno lo tienen acorralado.

Llevo meses como portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid, en un momento donde cada día me temo una tormenta de esas que poco tienen que ver con resolver los problemas de la gente. En este Ayuntamiento, en sus plenos y comisiones, ocupamos más tiempo desenredando líos, acusándonos de actuaciones que rallan la legalidad y amenazándonos con denuncias que rara vez se llegan a poner, que resolviendo problemas.

Yo misma he pedido la asunción de responsabilidades políticas, ceses y dimisiones, a una y otra bancada del pleno, porque creo en que es necesaria la regeneración de la política, pero me preocupa enormemente el tono bronco, el insulto y la descalificación que busca el aplauso del compañero o compañera a costa de la humillación del oponente.

Curiosamente, esto no sólo lo vemos nosotros, sino que los ciudadanos son plenamente conscientes de ello, por eso ven la política y a los políticos como un problema en lugar de ver en nosotros la solución a sus problemas, que es al fin y al cabo para lo que nos pagan.

En esa parte del Debate de Investidura, en las réplicas y contrarréplicas entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, he encontrado en las palabras de Pedro Sánchez un discurso socialdemócrata y europeo, construido desde el diálogo y el acuerdo, capaz de hacer confluir la voluntad de quienes queremos asumir responsabilidades.

Los ciudadanos en el momento actual nos piden que sumemos para afrontar la gobernabilidad de este país y a ese reto ha dado respuesta. Por eso su relato suena a nuevo frente un viejo discurso de quien busca la confrontación en las formas y apura las reservas del insulto para abrir brechas que amenazan con distancias insalvables.

Ese mismo mensaje viejo y desgastado lo escuché en las palabras del presidente del Partido Popular, pero en ese caso me lo esperaba. No hay nada que suene más antiguo que el discurso de Rajoy. Mientras lo escuchaba no podía dejar de pensar que “si yo hubiera hecho lo que han hecho y dicen que volverán a hacer los diputados y diputadas de Podemos e IU, hoy la alcaldesa de Madrid sería Esperanza Aguirre”.

Quizás para el Grupo Socialista la oposición sería más cómoda pero para la gente de Madrid la vida sería más complicada. Confío en que los diputados y diputadas que se dicen de izquierdas, y tienen que volver a votar en estos días, piensen realmente en las personas durante unos minutos. Algunas y algunos intentamos hacerlo cada día.

Purificación Causapié es portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid.

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