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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fulgurante Lang Lang

El famoso pianista chino luce su impresionante técnica en su debú con la OBC

Lang Lang no defrauda. El aparato publicitario que rodea sus actuaciones puede resultar algo cargante y, ciertamente, ir por la vida ejerciendo constantemente de megaestrella del piano puede acabar trivializando su talento. Pero, al margen de estas cuestiones, lo cierto es que cada vez toca mejor. El miércoles inició en el Auditori su nueva gira española -una serie de recitales en varias ciudades hasta el 5 de marzo con los cuatro Scherzi de Chopin y Las estaciones, de Chaikovski, obras que figuran en su último disco, editado por Sony- y el viernes volvió a cautivar al público en el mismo escenario en su debú con la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC), dirigida por Rubén Gimeno: el éxito fue arrollador.

LANG LANG

Lang Lang, piano

Obras de Mozart y Rachmáninov

Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya. Rubén Gimeno, director.

Auditori de Barcelona, 26 de febrero de 2016

Entradas agotadas, cámaras de televisión, máxima expectación. Nada nuevo en la carrera del célebre pianista chino, acostumbrado a convertir en espectáculo todo lo que toca. La formación barcelonesa caldeó rápido el ambiente con una enérgica, y bien dirigida, obertura de Così fan tutte, de Mozart. Salió Lang Lang como una flecha y, con la absoluta complicidad de Gimeno, ofreció una lectura del mozartiano Concierto para piano núm. 24, KV 491 algo caprichosa, pero con detalles de sorprendente belleza y transparencia sonora.

Lejos de la profundidad de su versión discográfica de este mismo concierto bajo la dirección de Nikolaus Harnoncourt, Lang Lang fue en esta velada más fiel a sí mismo que al estilo mozartiano: en algunos pasajes resultó empalagoso; en otros jugaba con el ritmo y sus dedos veloces se lanzaban a una carrera vertiginosa. Todo muy bonito, con muchos contrastes y una gestualidad muy comunicativa que alterna poses de trance con guiños a los músicos; a veces, parecía codirigir el concierto con su mano izquierda mientras Gimeno y la OBC hacían lo que tenían que hacer: acompañar con mimo al cotizado solista.

El virtuosismo extremo de Serguei Rachmáninov le sienta bien a Lang Lang: tocó su Concierto para piano núm. 1, menos conocido que los dos siguientes, pero igual de brillante y lleno de inspiradas melodías. La versión fue fulgurante, exhibiendo una precisión y una gama dinámica extraordinaria, desde pianísimos casi inaudibles a la potencia máxima. Lo dicho: el éxito fue arrollador.

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