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La máquina del tiempo de Hiroshi Sugimoto

El fotógrafo expone sus impactantes imágenes artesanales en la Fundación Mapfre

José Ángel Montañés
Las fotografías sobre Enrique VIII y sus mujeres de Sugimoto, que se puede ver en la Fundacón Mapfre de Barcelona.
Las fotografías sobre Enrique VIII y sus mujeres de Sugimoto, que se puede ver en la Fundacón Mapfre de Barcelona.joan sanchez

De la misma forma que la caja negra de un avión tiene la capacidad de recuperar la verdad sobre un accidente aéreo; de dar una visión de lo que no se puede ver; la caja negra de la cámara permite que la fotografía documente y pruebe aspectos del mundo y de sus habitantes desde su invención en el siglo XIX. Con esa filosofía, o cuestionándola, trabaja el fotógrafo japonés Hiroshi Sugimoto (Tokio, 1948) desde hace cuarenta años, creando unas enormes e impactantes imágenes en blanco y negro, en las que reinterpreta la tradición de la fotografía clásica, imprimiendo un giro conceptual a naturalezas muertas, retratos, mares y cielos. 41 de sus fotografías, de cinco de sus más destacadas series, pueden verse, por primera vez en España, en la Fundación Mapfre de Barcelona dentro de la exposición Black Box, comisariada por Philip Larratt-Smith; un recorrido por sus principales trabajos, que abre sus puertas mañana, invitando a meditar sobre la percepción, la ilusión, la representación, la vida y la muerte.

Sugimoto, conocido también por ser el autor de Boden Sea, una litografía que acabó siendo la portada del disco de U2 No Line on the Horizon, explicó este miércoles que “no nací artista, me convertí en uno de ellos cuando me trasladé a Estados Unidos en 1970 a estudiar fotografía”; que se considera un “artista conceptual que reivindica el carácter artesano de sus creaciones”. También, que rechaza la tecnología digital en favor de los métodos tradicionales. De hecho, las imágenes de su serie, Lightning fields, (Campos de relámpagos) que comenzó en 2006, están realizadas sin cámara. Tan solo, descargas eléctricas de rayos y su efecto en los negativos, con el resultado de imágenes oníricas que aparentan contornos de ríos.

Sugimoto, junto a una de sus imágenes.
Sugimoto, junto a una de sus imágenes.

El recorrido de la exposición comienza en la planta baja del noble edificio Garriga Nogués —que acogió hasta hace poco la Fundación Godia— con nueve fotografías de la serie Seascapes (Paisajes marinos, que comenzó en 1980 y no ha concluido); una serie de localizaciones que tienen el cielo y el mar como protagonistas. “Son paisajes primigenios como los que vieron nuestros antepasado, que son representación y abstracción”, explicó sobre sus imágenes de mares tan míticos como el Tirreno, el de Liguria, el Báltico o el Egeo. Tras subir la impresionante escalera que lleva al primer piso recibe Enrique VIII y sus seis esposas. Forman parte de Portraits (Retratos, 1994-1999), otra de las series de Sugimoto en la que también aparecen Juan Pablo II, Fidel Castro, el emperador Hirohito o Lenin. Son imágenes que el fotógrafo ha realizado a algunas de las figuras de cera del museo de Madame Tussauds de Londres, tras llevárselas a su estudio. Su calidad y su detalle, equiparable a los estándares de los retratos pictóricos, les da, también, un carácter siniestro. “La cámara es una máquina del tiempo, capaz de transportarnos a momentos lejanos del tiempo y de la historia”, dijo Sugimoto.

Visita al Liceo y el Palau

Theaters (Cines), es la tercera de las series, en las que Sugimoto colocó en diferentes cines y autocines una cámara en la que dejó abierto el obturador durante la proyección de una película, que solo cerro al final de la proyección. El resultado de esta sobreexposición del negativo tiene como efecto que la pantalla acaba convertida en un rectángulo en blanco, vacío y brillante, rebosante de luminosidad. Cierra la muestra las no menos impactantes fotografías de Dioramas (1976-2012), una serie que reúne fotografías realizadas en el Museo de Historia Natural de Nueva York de montajes de paisajes ideales, con sus correspondientes animales embalsamados que parecen, de forma engañosa, reales. Ante los ojos del espectador aparecen pingüinos en el Polo Sur, lobos en Alaska, cóndores de California o hienas en la tundra africana. “No importa cómo de falso sea un tema, una vez fotografiado es como si fuera real”. Y no hay duda con sus trabajos.

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Sugimoto ha aprovechado su estancia en Barcelona para visitar el Liceo, el Palau y la catedral. “Prepara una serie, todavía estado embrionario, sobre una expedición de japoneses en el siglo XVI por España, desde Lisboa hasta Barcelona”, explicó Carlos Gollonet, conservador de fotografía de la Fundación. La exposición de Sugimoto, que viajará en junio a Madrid, pretende, según Pablo Jiménez, director de Cultura de la fundación, repetir el éxito de la primera muestra en Barcelona, El triunfo del color. De Van Gogh a Matisse. Colecciones de los museos d'Orsay y de l'Orangerie, que visitaron más de 161.000 personas.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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