El metro de Barcelona llega al aeropuerto de El Prat
Más de una década después de iniciar las obras, el suburbano conecta con el aeródromo
Más de una década después de que se iniciara su construcción, el metro de Barcelona conecta desde las tres de esta tarde con el aeropuerto de El Prat. Ha sido posible gracias a la mayor ampliación de la historia de la red del suburbano, que cruza por primera vez el río Llobregat, pasa por tres municipios (Barcelona, L'Hospitalet y El Prat de Llobregat), recorre 20 kilómetros y tiene 15 paradas. Ha costado 2.899 millones de euros.
Para la Generalitat, la llegada del metro al aeropuerto es un hito histórico, tras sus vanas reivindicaciones para que la red de Cercanías de Renfe tuviera parada en las dos terminales de El Prat. La obra inaugurada hoy por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y los alcaldes de las ciudades que atraviesa (Ada Colau, Núria Marín y Lluís Tejedor) ha sufrido diversos retrasos debido primero a obstáculos en su construcción y después a los problemas financieros de la Administración autonómica. La presión de los organizadores del Mobile World Congress ha sido clave para que la conexión estuviera lista este mes de febrero, para lo que la Generalitat ha tenido que solicitar más de 200 millones de euros a la banca para pagar su finalización.
El uso del metro para llegar al aeropuerto, no obstante, no será la fórmula más rápida, ya que desde el centro de Barcelona puede requerir más de 45 minutos. Pero la nueva línea (Línea 9 Sur, se llama) llega a diferentes centros económicos del sur de Barcelona (entre ellos el mercado de abastos Mercabarna, el polígono de Mas Blau o el recinto ferial de L'Hospitalet), a los que ahora solo se podía llegar en transporte privado o en autobús. Por su parte, asociaciones de vecinos de la Zona Franca de Barcelona critican que se haya puesto en marcha el ramal del metro y que sus barrios continúen sin conexión, pese a que han sufrido durante años obras de construcción de otra línea de metro.
La inauguración oficial celebrada ayer se convirtió en una nueva recriminación de la Generalitat a la Administración central por la falta de inversiones en Cataluña. Puigdemont criticó al Estado por “dimitir en su responsabilidad” de construir infraestructuras en la comunidad. El acto ha estado envuelto en polémica después de que la Generalitat no invitara al acto a ningún miembro de Fomento hasta ayer por la mañana, cuando este mostró su descontento.
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