Picor en los ojos en Sants
En la estación principal de Renfe los viajeros se muestran desorientados con el caos que esta mañana afecta a los Rodalies
Ya no pican tanto los ojos en los andenes y el metro no tiene el colapso de primera hora, pero la estación de Sants de Barcelona está este martes lejos de volver a la normalidad. Los que llegan de las líneas de cercanías, regionales o alta velocidad salen corriendo hacia el metro, la parada de taxis o las líneas de autobús. Están enterados de las incidencias y se atienen a lo que hay.
Para los que pretenden coger el tren, los tornos están abiertos y tres informadores con chalecos fluorescentes hacen lo que pueden para atenderlos y sugerir alternativas. Judit Rico, mallorquina, tiene cara de susto. Estudia en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y acaba de llegar de casa en avión. Va con la maleta y la ensaimada y no tiene ni idea de cómo puede cruzar la ciudad para llegar al Vallès.
Laia Villalbí acaba de llegar en un AVE desde Lleida y debe ir a trabajar al Maresme. "Buf, cogeré un tren, pero pasa cada hora", comenta. El mismo destino tiene Júlia Truvanova, que se desplaza en Rodalies desde hace solo dos semanas: "Creo que la semana que viene iré en coche, no hay más opción". Los turistas procedentes del aeropuerto miran la escena con cara de sorpresa. Los suyos son otros ritmos y no tienen prisa por ir a trabajar. Como los que hoy llegan de otros puntos de Cataluña y han perdido el AVE a Madrid.
Iris Lopez de l'INS Vall d'Hebron. Han aconseguit arribar a Sants i van al Garraf pic.twitter.com/yvm577vRIL
— Clara Blanchar (@clarablanchar) February 9, 2016
Colas en Sant Andreu
En Sant Andreu Arenal, los tornos de acceso también han sido desactivados ante la cantidad de gente que entra y sale en busca de información. La cola del punto de venta de billetes era tan larga por momentos que debía continuar fuera de la estación. Allí, Rosa Pastor espera a que le devuelvan el dinero del billete que validó en Vic. "Estábamos en el tren y nos dijeron que había problemas y que no sabían hasta dónde podría avanzar. Así que tuvimos que bajar y coger el autobús. Yo entraba a las 8.30 al trabajo, en la plaza de Catalunya. Son más de las nueve", lamenta.
El personal de seguridad ha cerrado una de las puertas para canalizar mejor el flujo de gente. Decenas de personas se acercan a preguntarles cómo llegar a sus destinos. Los que querían salir de Barcelona se resignan a esperar en el vestíbulo a que pase su línea. Los que intentan adentrarse en la ciudad recibían esta mañana, antes de que se restableciera la circulación en la L1 del metro, por respuesta: "Tiene que ir fuera a buscar un autobús". En la calle, la policía controlaba el tráfico esta mañana para intentar descongestionar un poco la avenida Meridiana, que también se había llenado por el caos en el cercanías.
Viajar por otros medios
Unos 40 pasajeros se amontonaban en las paradas de autobús esta mañana. Como Marina, que al enterarse de los problemas en Renfe a través de Twitter, ha salido más temprano de lo normal para no llegar tarde a clase en la UAB: "Aún así llevo más de 20 minutos esperando el bus, que es un rollo, porque tarda el doble que el cercanías".
Marina Fulcar, en cambio, han renunciado a ir al trabajo: "Salí de La Garriga antes de las siete. Al llegar aquí nos bajaron del tren e intenté coger el autobús, pero todos pasaban llenos. Así que he decidido volver a casa, porque para estar así...", explica pasadas las diez de la mañana. Dentro de la estación, el vestíbulo se llena y vacía conforme llegan los trenes. Los pasajeros de la R-4 son los que menos esperaban, mientras que los de la R-3 y la R-7 tienen menos suerte.
Jordi, por el contrario, espera junto a otros viajeros un justificante para enseñarlo en el trabajo. "No sabía lo del humo, pero ya cuando me subí en Sabadell me extrañó que el tren fuera tan vacío", recuerda. "Pero partiendo de que esto es Renfe, no me parece raro. Renfe es como es", añade.
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