Un 080 reducido
TCN, Celia Vela y Carlotaoms inauguran la pasarela de moda catalana
Después de las dimensiones olímpicas del pasado verano, la 17ª edición de la pasarela 080 Barcelona Fashion ha optado por un formato bastante más reducido en la Casa Llotja de Mar, en el centro de Barcelona, un espacio que a última hora quedó incluso pequeño para acoger a todos los invitados al desfile de TCN, ya que varias decenas de personas se quedaron en la puerta con la invitación en la mano. Hasta el viernes, este singular edificio acogerá más de 30 desfiles de marcas y diseñadores locales y diferentes eventos paralelos, como un showroom para profesionales, un market de complementos o la visita del diseñador de zapatos Manolo Blahnik. El objetivo del 080 es mantener Barcelona como un “referente” en moda, según destacó la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, y reafirmó el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, quien dijo que “el espíritu textil de Catalunya no se ha ido”, en la inauguración del primer evento del sector textil en que coinciden.
Las ganadoras del premio al mejor diseño emergente en la edición anterior, Carlotaoms, fueron las encargadas de inaugurar la pasarela con Itinerant, una colección km0 que lleva la comodidad de la ropa de montaña a la ciudad para la próxima temporada otoño-invierno. Algodón, lana y tricot, en tonos negros, grises y azul Klein, visten a hombres y mujeres urbanas con diseños sin género, pero con patrones diferenciados. Luego fue el turno del debutante Pau Esteve, que mostró la colección Dust, que se caracteriza por llevar la comodidad del chándal a la vida diaria, y complementó con la joyería contemporánea de la joven firma Amalia Vermell, con quien comparten taller en el barrio del Raval, una cercanía que les ha ayudado a complementarse.
Un tándem parecido pero para vestir una propuesta muy diferente lo consiguió Celia Vela con la diseñadora de alta bisutería Miranda Konstantinidou, La creadora catalana, que se irguió con el premio a la mejor colección en la anterior pasarela, presentó a una mujer sofisticada y delicada, con una primera parte de vestidos, monos y bodis en negro, y una segunda parte donde predominaba el color, con tonos como el vino y el visón. Todos los diseños llevaban integradas, es decir, cosidas, piezas de bisutería de Konstantinido, convirtiendo brazaletes y collares en sofisticados complementos apegados a mangas, perneras, cuerpos o carteras de mano.
La combinación de tejidos tecnológicos y tradicionales habituales en Miquel Suay también fueron los protagonistas de su colección Eight, su número fetiche con el que apuesta por diseños sinuosos y reivindica la feminidad del hombre. Su desfile precedió al de TCN, que cerró la primera jornada del 080. La firma de Totón Comella subió a la pasarela los ”códigos de siempre”, pero con una nueva interpretación, según contaba la diseñadora en el backstage. Para la próxima temporada, TCN juega con una amplia paleta de colores y sigue apostando por la piel en abrigos y cazadoras. La parte más atrevida, sacar a la calle los pijamas y camisones lenceros.
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