Cuestión de expectativas
King Midas Sound con Fennesz ofrecen en CaixaForum de Barcelona un concierto no demasiado favorecido por el contexto
Esperar mucho, esperar poco o no esperar nada. La opción que se imponga en el estado de ánimo del consumidor, las expectativas que cada persona se construya antes de un concierto, serán determinantes para valorar finalmente su resultado. Bien, conciertos y cualquier otra cosa en la vida, desde una relación sentimental a un potaje. La unión puntual de King Midas Sound, proyecto de raíz dub de Kevin Martin y Christian Fennesz, rey del paisajismo inquietantemente melancólico, prometía. El disco, plácido, menos ruidoso y desasosegante de lo que cabía esperar, se deja escuchar en el equipo de sonido descubriendo sus capas, que se dejan separar casi como las láminas del buen bacalao, produciendo una sensación global agradablemente narcótica. Pereza enajenada. Su estreno en Barcelona, donde volverán con el Sonar, era uno de los platos fuertes de la programación de DNit en el CaixaForum.
KING MIDAS SOUND & FENNESZ
CaixaForum Barcelona
Vienes, 29 de enero de 2016
Y no quedaron entradas. Concierto técnicamente gratuito (los impositores de la entidad bancaria pagan tan solo 3 euros, el doble quienes optan por la competencia financiera), el vestíbulo del recinto, emplazamiento de la actuación, se llenó. Y la francachela se impuso, quien sabe si dada la casi gratuidad del acto, lo que conduce a tenerlo como simple telón de fondo, el estado de euforia que un viernes por la noche trae consigo o la creencia de que estando Fennesz en escena se impondría hablar alto para sobreponer la conversación a sus crepitaciones. Sea como fuere, el ruido ambiental pareció querer incorporarse al concierto, mucho más proclive, por entorno sonoro y visual, sombras y humo, a otra ambientación.
Debido en parte a ello, al contexto, algo se perdió por el camino. King Midas Sound impuso más su humeante dub --con múltiples evocaciones al sonido Bristol de recitados apelmazados a cargo de Roger Robinson-- que Fennesz su malicia usando el ruido y el feedback para construir, paradójicamente, pasajes de quietud. En román paladino, que la aportación del austríaco no se pudo discriminar lo suficiente, intuyéndose más que disfrutándose, torpedeada por el ruido ajeno cuando más lírica quería tornarse. Mientras había ritmo, perezoso y denso, piezas perfil Loving Or Leaving o Melt, la escucha, que no descubría ningún paraje inexplorado, era fácil; pero en cuanto el detalle, el silencio, las olas de ruido ambiental a bajo volumen requerían protagonismo, en temas tipología Above Water, costaba dejarse atrapar. Al margen de que la herencia de Massive Attack está sobradamente desmigada, no fue el de King Midas y Fennesz un concierto al que conviniese ir con unas expectativas altas.
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