El Goya más libre, de capricho en capricho
Una exposición ofrece una visión satírica y mordaz de la sociedad de finales del XVIII en 80 grabados
De perfil, con gesto serio, entre adusto e irónico, Francisco de Goya, vestido de levitón y sombrero de copa, saluda al visitante en la exposición de la serie de grabados Los Caprichos, organizada por el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. De ahí parte un recorrido en el que el genial artista retrata en 80 grabados su visión satírica de la sociedad española de finales del siglo XVIII. Aparece un Goya sin tapujos, libre, crítico implacable de los vicios y debilidades humanas. Las láminas proceden de la quinta impresión realizada entre 1881 y 1886 a partir de las planchas originales creadas por el artista.
Con Los Caprichos, Goya inauguró sus cuatro series de grabados, en las que mostró el dominio del aguafuerte, aguatinta y punta seca. Trazo a trazo, el pintor diseñó los grabados con una temática que en esta muestra se divide en cinco partes: el sueño de la razón, la religión, la educación, el matrimonio y la prostitución. La crudeza de la prostitución clandestina se resume en el capricho 15, titulado Buenos Consejos, en el que una madre ejerce de alcahueta induciendo a su hija a ejercer de meretriz. El porte recatado de la joven contrasta con el gesto resabiado de la vieja.
Al ojo incisivo de Goya no se le escapan las carencias de la enseñanza de la época, a la que no tenía acceso la mayor parte de la población. La expresión aterrada de dos niños que contemplan una figura cubierta mientras se agarran a la falda de su madre en la lámina Que viene el coco, muestra cómo se enseña a los niños a temer lo que no existe.
La comisaria de la exposición, María Toral, explica que uno de los temas recurrentes del artista es la sátira a la institución del matrimonio. Ahí está el capricho 14 como botón de muestra. En él se “expone la difícil situación de una joven mujer obligada a casarse con un monstruoso viejo”. La duquesa de Alba tampoco sale muy bien parada. Goya muestra a la aristócrata con alas de mariposa en la cabeza y sostenida por tres figuras caricaturescas en el aire. La explicación de la edición de los grabados de la Biblioteca Nacional dice: “Tres toreros levantan de cascos a la duquesa de Alba, que pierde por fin la chaveta por la veleidad”.
Buena parte de la serie reprueba las costumbres de la Iglesia y del Tribunal de la Inquisición. Fue esta institución la culpable de que el pintor retirara la primera tirada de Los Caprichos —y la única que llevó a cabo él de forma íntegra— en 1799. Se imprimieron 300 grabados, de los que solo se vendieron 27.
Cuando el pintor supo que la Inquisición andaba tras sus pasos, retiró los grabados de la tienda de perfumes y licores de la calle Desengaño. La colección completa se podía adquirir por 325 reales, a cuatro reales el grabado.
Acabó regalando las planchas a Carlos IV. Después, el monarca las cedió a la Calcografía Nacional, lugar donde están expuestas como piezas de museo. La última impresión con ellas se realizó en 1970.
Exposición: Francisco de Goya. Los Caprichos. Lugar: Centro cultural Padre Vallet. Pozuelo de Alarcón. Hasta el 25 de febrero.
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