20 años después, El Cañaveral
Los cerca 3.000 vecinos del nuevo barrio vivirán con dotaciones limitadas a partir de marzo
Las calles de El Cañaveral siguen vacías. Los trabajadores dan los retoques finales al primer sector terminado de las 540 hectáreas que, desde el pasado martes, son un nuevo barrio de Madrid. Ya hay parques infantiles y algo de jardinería, con plantas ornamentales que aún deben crecer. Todo está por estrenar. Los habitantes de esta zona del distrito de Vicálvaro entrarán en sus viviendas a final de mes. Tras 20 años de espera, un mes más no es problema.
El proyecto surgió en el Plan General de Ordenación Urbana de 1997. Ha sido un proceso largo, con años en los que la obra llegó a estar completamente parada por falta de financiación. Lo que explica José Antonio Díaz Rosa, director técnico de la Junta de Compensación, la entidad responsable de la urbanización: “De un momento para otro, la demanda de vivienda bajó brutalmente. En el instante en que dejan de entrar dinero a través de derramas, todos los sectores quedan sin presupuesto y las obras se paralizan”.
El acceso al Cañaveral todavía está vallado. Según Díaz Rosa, es por seguridad: hay pisos ya con muebles y electrodomésticos. El sector concluido suma 1.100 viviendas. Unas 3.000 personas serán pues los primeros colonos del barrio tras recibir la licencia de primera ocupación en unos días. Hay otras 2.000 viviendas con la obra concluida que ya pueden pedir esa licencia. “Nuestro compromiso con el Ayuntamiento es que al final de 2017 todo el sector esté terminado”, afirma el ingeniero.
“Se esperaba que todo estuviera terminado en 2008. Pero en 2007 vino la crisis y... Ya sabes”, cuenta José Luis Barba, portavoz de la cooperativa Puerta de San Fernando y uno de los que dentro de poco entrarán en su nuevo piso. Fueron años complicados. Algunas personas llegaron a sufrir crisis de ansiedad al no ver avance en los pisos en los que tanto habían invertido. La sensación ahora es de alivio. “Empezamos con 20 años. Ya tenemos 40 y estamos muy ilusionados. Además, lo bueno de estar en una cooperativa es que haces tu propia casa. La calidad va a ser muy alta”, afirma.
Pero queda mucho por hacer. No hay recogida de basura ni transporte público regular, sólo dos líneas que conectarán con las estaciones de metro más próximas, probablemente las de Alsacia y Coslada Central. La limpieza del barrio está garantizada, pero será con menos frecuencia durante la semana. “Estamos un poco conformes. No es el ideal, pero también sabemos que no tiene sentido llevar todas las dotaciones para ahí ahora”, dice Barba.
Un barrio fantasma
La Junta de Compensación confirma que las dotaciones aumentarán cuando haya demanda suficiente, es decir, con al menos la mitad del sector (14.000 viviendas) concluido. Díaz Rosa cree que el concejal de Vicálvaro, Carlos Sánchez Mato, debería sentarse ya a conversar sobre ello.
La Junta de Compensación afirma que el barrio se desarrollará en función de la ocupación, y vaticina que podría crecer rápido por atender a un nicho de mercado que busca viviendas más baratas. “Estamos terminando las zonas en que verdaderamente va haber demanda. De nada serviría acabarlo todo y tener a 1.100 personas viviendo en 540 hectáreas”, sostiene Díaz Rosa. El Cañaveral sigue luchando para no ser un barrio fantasma.
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