La oposición carga contra Colau por anunciar las obras del tranvía
La alcaldesa tendrá que negociar con la Generalitat la conexión de las actuales líneas
Desde “precipitada” hasta “déspota”. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, escuchó como los partidos de la oposición utilizaban esas calificaciones contra ella por anunciar el jueves la intención de iniciar las obras de conexión de las dos líneas del tranvía por la Diagonal en 2017. Cuestionan que lo hiciera sin tener aún los primeros trabajos que encargó y obviando la consulta que organizó el exalcalde Jordi Hereu en 2010. La Generalitat, el otro actor implicado directamente en la obra, evitó comentar su opinión sobre el asunto.
Colau se reunirá con el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, el próximo 5 de febrero. Todavía no tendrá los trabajos previos —una puesta en común de los informes existentes y algunas actualizaciones— en sus manos, pero está previsto que la futura conexión del tranvía sea uno de los temas que se toquen en esa primera toma de contacto. Los integrantes del Gobierno de Barcelona en Comú creen que pueden contar con el apoyo de Convergència para el proyecto pese a que uno de sus sectores mantendrá su oposición, la misma posición que adoptó el equipo del exalcalde Xavier Trias.
Últimas pruebas para la L9 para empezar el 12-F
El metro del aeropuerto —la línea 9 del metro entre Diagonal y la Terminal 1— se pondrá en marcha el próximo 12 de diciembre, para lo que la Generalitat está preparando un acto público para personalidades y medios de comunicación. Ayer el Departamento de Territorio el inicio de la última fase de pruebas, la marcha en blanco, que no es otra cosa que hacer la operativa de gestión de tráfico que será habitual una vez se ponga en marcha el servicio. Según avanzó Ràdio Barcelona en diciembre, la línea empezará con una frecuencia de trenes de más de siete minutos, motivada porque entre Diagonal y Collblanc se tendrá que circular por vía única de forma indefinida.
Conseguir ese apoyo es básico, porque es la Generalitat la que tiene competencia en materia ferroviaria y la que tendría que aportar parte de una inversión que se situaría en los 100 millones de euros —dijo la regidora de Movilidad, Mercedes Vidal— por la obra. Aparte se tendrá que contabilizar la adquisición del material móvil. Hace años se calculaba en 160 millones de euros el total de la obra.
Cuando el jueves Colau condicionó el inicio de obras en 2017 si no había “obstáculos” justamente se refería a eso: al acompañamiento que pueda hacer la Generalitat en el proyecto, consciente de que empezar el próximo año es un calendario ideal y que en todo caso sería en el último trimestre. Por si había dudas, el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, confirmó la apuesta por conexión por la Diagonal porque es la propuesta “técnicamente más eficaz, económicamente más rentable y socialmente más provechosa”.
“O ya conocen los estudios y no nos los explican o ya han decidido que, por narices, para cumplir su compromiso electoral, se hará la conexión del tranvía”, criticó del portavoz del grupo municipal de CiU, Joaquim Forn.
De los grupos que se perfilan como candidatos a ser socios de Gobierno de BComú, el socialista Jaume Collboni también criticó la “precipitación” al considerar que se trata de “una inversión cuyas características todavía no están consensuadas políticamente ni aclaradas”, aunque apostó por la unión tranviaria. El republicano Alfred Bosch apostó por la opción pero reclamó estudios “a fondo” e incluso la posibilidad de soterrar el tranvía en el tramo central de la Diagonal. Desde la CUP se negó toda posibilidad a dar apoyo a las obras si ello implica “un tranvía privatizado”.
El presidente del grupo popular, Alberto Fernández Díaz, calificó de “déspota y frívola” la actitud de la alcaldesa, al “menospreciar la voluntad del 80% de los barceloneses que votaron en contra de la unión de tranvías”.
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