“Nos enteramos por un tuit”

Justo sale de misa de doce, cuando algunos medios corren a preguntarle. Francesc Xavier Puigdemont, de 88 años, no puede estar más contento. El segundo de sus ocho hijos, Carles Puigdemont, ha sido el elegido para llevar a Cataluña hasta la independencia. "Nos enteramos por un tuit", explica, mientras camina hacia su casa, en Amer, un pueblo en el interior de Girona, de 2.300 habitantes. Se refiere a la confirmación, por parte de Jordi Sánchez, de la ANC, a través de la red social, que vio una de sus hijas.

"Estamos muy contentos, expectantes para ver si se saldrá bien", añade el progenitor, acompañado de varios familiares. Sobre hasta donde será capaz de llegar, Francesc Xavier dice que su hijo "es valiente, lo ha sido siempre". "Sabe escuchar a la gente y sabrá moverse si hace falta", en referencia a su capacidad de negociación.

"Esto no nos lo esperábamos jamás de la vida", admite, aunque luego cuenta una pequeña historia. Hace un tiempo, recuerda, Josep Maria Vila d'Abadal, el expresidente de la Asociación de Municipios por la Independencia, le dijo al esposo de una sobrina suya, en Palamós, que quien al final tendría puntos para ser presidente era el alcalde de Girona. Y ese alcalde era Carles Puigdemont.

La pastelería que la familia tiene desde años en Amer sigue hoy abierta. Desde ayer por la tarde, los vecinos se acercan a saludar, además de a comprar. "Gracias", le dice una mujer, emocionada, a Anna Puigdemont, una de las hermanas del que previsiblemente será presidente. "¿Ahora a ti también tenemos que llamarte 'Molt honorable?", le pregunta otro vecino, en broma. "Sí, y rascarme la espalda", bromea ella. Están felices y sorprendidos. "Podemos tener confianza en él", repite, orgullosa.

Anna habló ayer con él brevemente, dice. "Confirmó lo que se estaba diciendo", cuenta. Ahora están haciendo planes, con la intención de poder cerrar el martes la pastelería e ir a la investidura de su hermano, el futuro presidente de Cataluña. Algo que jamás habrían imaginado.