El corazón nómada de la música
Cinco candidatos a plazas de la orquesta del Liceo explican su trayectoria profesional
Tienen asumido que han optado por una profesión y vocación que les lleva de un país a otro. La música tiene cierto corazón nómada y la experiencia de cinco músicos que quieren ocupar otras tantas plazas de la orquesta del Liceo de Barcelona es la viva imagen de ello. "Si te quieres dedicar de verdad, te tienes que mover", explica Joaquín Arrabal, un joven de 26 años que acabó los estudios de música primero en su Málaga natal y después es Madrid en 2013. Ese mismo año tuvo la suerte de ganar la plaza de contrabajo solista en la Filarmónica de Santiago de Chile. Estuvo cerca de dos temporadas y regresó a España con un contrato temporal en la orquesta sinfónica de Castilla-León. Mientras, optó a cada una de las pruebas que se convocaban en cualquier orquesta.
De esa manera llegó al Liceo donde participó en lo que llaman la maratón que no es otra cosa que un intensivo día de eliminatorias que convocó el teatro el año pasado para la selección de nueve plazas. A esa oposición se presentaron 858 aspirantes de los que se hizo una primera eliminatoria por currículos. Los seleccionados fueron convocados para las audiciones: una media de 80 por instrumento. Al final, 16 de ellos fueron los finalistas y este año, al final de la temporada, el Liceo decidirá cuáles son los 9 que ganarán las plazas. Los 16 se han integrado en la orquesta y tocan alternativamente por funciones. El sistema, denominado trial, es parecido al de otras orquestas europeas y el Liceo lo ha adoptado por primera vez. Joaquín es uno de los que quiere ganar la plaza de asistente de contrabajo.
"Es un sistema bastante justo porque te permite integrarte en la orquesta. Trabajas y ganas experiencia", opina Daniel Fuster, de 39 años, que opta a la plaza de oboe solista. Hace muchos años que dejó su Valencia natal. Su periplo le llevó por varias orquestas de Alemania hasta recalar como solista en la Ópera de Turín: "Cuando el Liceo convocó la plaza no me lo pensé. Para un músico en España hay tres o cuatro orquestas grandes y una es ésta".
Apostol Kosev, de 39 años, oposita a ser contrabajo solista. "Desde el primer momento supe que tenía que apostar por ir de un lado a otro", dice. Cursó música en Bulgaria, donde nació, En 2004 ganó una plaza en la Orquesta Simfónica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC): "Me gusta mucho Barcelona, aquí tengo ahora mi entorno personal”.
Hacer bolos es una de las experiencias más habituales en la comunidad de músicos, también en orquestas sinfónicas. Y esa era más o menos la forma de ganarse la vida de Qiao Zhang, de 37 años, y que oposita a una plaza de flautista. Nacida en el norte de China realizó su formación en Estados Unidos y retornó a su país para uno de sus primeros trabajos en la Orquesta Sinfónica de Guangzhou. Sabe bien lo que es ser freelance en la música y ha tocado en orquestas de Finlandia y Noruega, entre otras. Con pareja catalana ahora quiere afincarse en Barcelona: "Es normal ir de un sitio a otro durante los primeros años porque te formas".
Ella, como los otros que han opositado a las plazas del Liceo, destaca que muchas orquestas se han empequeñecido en Europa, algunas han desaparecido, otras se han fusionado y, en España, por ejemplo, con una treintena aproximadamente de orquestas sinfónicas, hace años que no se convocaban plazas. "Para subsistir algunas han rebajado los sueldos hasta los 1.200 euros, algo que es penoso", explica Ximo Sanchis, valenciano de 26 años que opta a la plaza de fagot.
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