La Generalitat se hace con el legado de Ràfols-Casamada y Maria Girona
Las herederas de los pintores donan su documentación personal, unos lotes diferentes a los vendidos en los Encantes en agosto
Para recordar su boda de 1952, Albert y María perpetuaron este momento con la típica foto en la que ella con su vestido blanco inmaculado, permanece sentada para evitar la diferencia de estatura con su marido. Pero Albert Ràfols-Casamada y María Girona formaron, además, una de la pareja de artistas más destacados de la Cataluña de la segunda mitad del siglo XX. Su fotografía de boda es uno de los documentos que la Biblioteca de Catalunya mostraba ayer orgullosa como parte de los fondos personales, gráficos, textuales y bibliográficos, que acaban de donar, sin transacción económica, a la Generalitat María y Margarita Fuch Girona, sobrinas y herederas de Maria Girona, fallecida el marzo pasado.
Y no era para menos. El sábado 1 de agosto saltaron las alarmas cuando se supo que este legado estaba a la venta en una de las paradas de los Encantes de Barcelona y que parte de estos fondos habían sido ya adquiridos por un coleccionista. Al parecer, según explicaron ayer la directora de la Biblioteca Eugènia Serra y el consejero en funciones de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, lo que se puso a la venta no era un conjunto con valor personal, por lo que al final no se acabó adquiriendo ni tampoco se paralizó un segundo lote al final fue adquirido por otro coleccionista. Mascarell explicó que el enorme susto sirvió para que la Generalitat entrara en contacto con las herederas de Maria Girona, y que estas acabaran depositando en la primera biblioteca catalana este, ahora sí, rico patrimonio. "Lo de agosto fue una sorpresa, y, cuando nos llegó la noticia, nos pusimos en marcha enseguida con el comerciante que tenía los lotes, pero no nos dejamos llevar por la presión mediática de comprarlo todo". El material donado a la Biblioteca “es una selección de material inédito que responde a una muestra representativa de lo que era la biblioteca y la actividad creativa de los dos”.
Sin querer entrar en más detalles familiares, Mascarell explicó ayer que el material que se vendió en los Encantes era el proveniente de un local que tenía que vaciarse y que al final no se compró ya que los técnicos de la Biblioteca aseguraron que su valor documental era menor y que no valía más de 1.500 euros, mientras que el paradista, que lo quería vender en bloque, pedía 6.500 euros.
La documentación donada por las sobrinas de los pintores, explicó Serra, comprende más de 3.000 documentos, la mayor parte monografías y catálogos de exposiciones; como libros de arte, libros de bibliófilo que difícilmente acaban en los fondos de una biblioteca, obras de la literatura universal del siglo XX y libros firmados y datados por el artista. En cuanto a los documentos, que comprenden libretas, hojas manuscritas, textos mecanografiados e impresos, recortes de prensa, además de fotocopias, todos comprendidos entre 1930 y 2005, fecha en la que falleció Ràfols-Casamada. En cuanto al material gráfico comprende 11 cajas con 40 álbumes de dibujos, con originales de los dos pintores, 25 libretas de bolsillo, con apuntes y dietarios y esbozos, que ayudará a conocer más a los personajes y su mundo; 150 documentos originales, ocho álbumes de fotografías del matrimonio, además de 300 fotografías sueltas. Además de cinco archivadores con fotografías de obras y exposiciones.
Mascarell explicó que tras el fallecimiento de la pintora en marzo, habló con la familia, pero se optó para darse un tiempo para tratar del legado, como se ha hecho siempre, por lo que desligó el tema de los Encantes y las negociaciones con las herederas, remarcó que no debe olvidarse que el legado siempre es patrimonio de la familia y tienen derecho a tenerlo y a estudiar ofertas si aparece un comprador. En este sentido, ha asegurado que los familiares de personalidades que fallecen ponen facilidades para que su legado pase a los fondos públicos y que sólo uno de cada 25 o 30 casos reclama algún tipo de compensación económica, porque es un patrimonio del que dispone. “La gente es generosa, porque tiene ganas de que el legado se conserve”, explicó el consejero en funciones. Serra también apuntó que la institución que dirige organizará una exposición para mostrar el legado recibido, como suele hacerse con todos la documentación depositada.
Por último Mascarell aseguro que, por ahora, no se ha planteado la posibilidad de que las cerca de 200 obras de Ràfols-Casamada que las sobrinas heredaron (y que se expusieron desde mayo en la Fundación Perramón de Ventalló) se incorporen a los fondos públicos. “Ràfols-Casamada está muy bien representado en los museos, sobre todo en el Macba”, dijo Mascarell.
Sin novedad en la fundación de Capellades
En 1999 Ràfols-Casamada y su mujer Maria Girona crearon una fundación en Capellades (Anoia) con la finalidad de que sus obras y su legado se conservaran, además de velar por su difusión. 16 años después, nada se sabe de ella pese a que el Ayuntamiento cedió por 25 años Can Bas, un edificio del siglo XVIII de 1.700 metros cuadrados, que no ha llegado a rehabilitarse por falta de financiación, que los patronos de la fundación aseguran han de aportar a partes iguales (500.000 euros cada uno ) el Ayuntamiento y la Generalitat.
Mascarell explicó este viernes que, ante la posibilidad de que algunos de los documentos donados por las sobrinas de los pintores se depositen en Capellades, que se ha reunido con los patronos en una ocasión y que espera a que presenten un proyecto preciso y sólido para decidir si la Generalitat se suma o no al mismo. "No se negará nada", dijo, pero reclamó "que determine qué quier hacer y hacia donde se orienta", antes de estudiar ninguna posibilidad."No hay nada en concreto", dijo.
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