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Recuerdos del “glamour pobre”

'Varietés' recopila en un libro fotografías de artistas olvidados realizadas entre 1935 y 1977

Abraham Rivera
Imagen de Naja’s Comediants.
Imagen de Naja’s Comediants.

Hubo una época en que en Madrid proliferaban los espectáculos en salas de fiesta. Discotecas como Alazán, Cleofás, Pasapoga, Sambrasil o Windsor animaban a diario, y en sesión doble la mayoría de las veces, a una gran parte de la España de entonces. Shows repletos de señoritas, vedettes y actores de medio pelo deseosos de triunfar, recién llegados a la capital y con nombres estrafalarios como seña de identidad.

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De aquel Madrid no oficial poco ha quedado. Resulta difícil encontrar crónicas que detallen aquellas noches donde el teatro ligero, el cabaret y el género frívolo reinaban en avenidas, como la del Brasil. Varietés, el espléndido libro que acaba de editar La Fábrica, con la colaboración de Juan Sánchez y Rafael Doctor, hace un amplísimo recorrido por esta cara b del espectáculo que va de 1935 a 1977.

El volumen, además, incide en el valor y potencial de los estudios de fotografía de aquellos años. Los únicos que lograron captar la esencia y atractivo de estos artistas. Sánchez recuerda que llevaba mucho tiempo detrás de la colección de alguno de estos estudios, la mala suerte hizo que desaparecieran delante de él, colecciones como la de Pérez de León o la de uno de los hijos del afamado retratista Ibáñez. “No conseguí hacerme con ninguna”, explica. “En aquel momento sus parientes se llevaron todo. A saber qué harían con ellas”.

No obstante, la suerte le acompañaría más tarde. El grueso de lo que se puede contemplar en Varietés parte de un lote que obtuvo en una vieja librería a punto de cerrar. “Da la impresión de que las imágenes pertenecieron a un representante de artistas menores. No he conseguido reconocer a casi ninguno”, explica sorprendido este documentalista y colaborador habitual del diseñador Juan Gatti. “Me interesan los fotógrafos que no solo retrataban a una Carmen Sevilla, sino que también se encargaban de la chica que llegaba del pueblo y necesitaba una foto para dejarla en la oficina del representante”, relata.

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Encarnita Linares, "estrella frívola de la Canción Moderna".E. Rodríguez
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La estupenda colección de retratos de Sánchez va, sobre todo, de 1940 a 1970. En ellas podemos encontrar una estética muy particular, “glamour pobre” en sus propias palabras, donde destacan los posados imposibles de estos peculiares protagonistas de la noche madrileña. “Los lugares en los que actuaban terminaron por ser un refugio para la mayoría de estos artistas”, apunta su descubridor, quien también hace las labores de programador, junto a Paco Clavel, en las sesiones cinematográficas Cinema Oh! Oculto, un espacio en el que reivindicar películas al margen como Pasión prohibida, con Susana Estrada, o Algo amargo en la boca, de Eloy de Iglesia.

La obra se completa con una selección de imágenes del archivo personal del historiador y coleccionista Rafael Doctor. Algunas de ellas ya vistas en Foto Ramblas, el deslumbrante libro que en 2002 recogió el trabajo de este importante estudio del Paralelo. Doctor insiste en la fuerza de estos fotógrafos y en el valor de sus imágenes. “Soy de los que piensa que todo está plagado de una actitud artística”.

Su esfuerzo hizo aflorar un tipo de fotografía que no era apreciada por los museos y que a día de hoy sigue sin ser reconocida por la mayoría de estamentos culturales. “El estado español debería hacer un trabajo comunidad a comunidad, aunque las dependencias estén cedidas”, demanda. “El tiempo va pasando y estos trabajos van desapareciendo. Día a día muchos de estos archivos se destruyen. Debemos ser conscientes de que no son solo documentos, sino obras con un contenido estético”. Hasta el momento solo algunos fotógrafos como Virxilio Vieitez —un retratista de pueblo del que se pudo ver una retrospectiva recientemente en la Fundación Telefónica—, Ibáñez —cuyos fondos atesora la Biblioteca Nacional, aún en proceso de catalogación— o Gyenes —el popular fotógrafo de los artistas con estudio en la Gran Vía— han sido reconocidos y valorados como se merecen. “Ahí fuera aun hay miles de Virxilio Vieitez esperándonos. Se trata de que pongamos los ojos en ellos. La gente no sabe lo que tiene”.

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Sobre la firma

Abraham Rivera
Escribe desde 2015 para EL PAÍS sobre gastronomía, buen beber, música y cultura. Antes ha sido comisario de diversos festivales, entre ellos Electrónica en Abril para La Casa Encendida, y ha colaborado con Museo Reina Sofía, CA2M y Matadero. También ha presentado el programa Retromanía, en Radio 3, durante una década.

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