Las cuevas ilegales de Navalcarnero sufren dos inundaciones
El anterior alcalde, Baltasar Santos (PP), ordenó construir sin permisos, licencias ni estudios previos la red de galerías de 2,5 kilómetros de longitud y tres niveles
Las cuevas construidas de forma ilegal por Baltasar Santos (PP) bajo la plaza principal de Navalcarnero entre 2004 y 2011 sin proyecto arquitectónico, estudios previos, licencias ni los permisos necesarios, han sufrido dos inundaciones desde agosto. La última, de unos 15 centímetros de hondo, afectó a más de 10 metros de un túnel la semana pasada. El actual alcalde, José Luis Adell (PSOE), calcula que el coste de la red de galerías, de unos 2,5 kilómetros de extensión y tres niveles, es de unos 30 millones de euros. Navalcarnero, de 25.000 habitantes, tiene una deuda superior a los 200 millones.
La última fuga de agua, detectada el martes, provocó desprendimientos de tierra. “Tenemos que tener una vigilancia constante porque el peligro existe, es real. Entre la humedad y los desprendimientos, las cuevas pueden afectar a la estabilidad de la plaza y los edificios adyacentes y que ceda el terreno”, denuncia el regidor socialista. El Ayuntamiento ha presentado una denuncia ante la Dirección General de Protección Civil y la de Patrimonio.
Santos se queda sin dietas
Exceptuando la investidura de José Luis Adell el 13 de junio, Baltasar Santos no ha acudido a ninguno de los cuatro plenos celebrados desde entonces en Navalcarnero. Tampoco ha asistido a las comisiones informativas. Santos se presentó a las municipales por el partido independiente Unión Reformista Ciudadana (URCi) tras ser expulsado del PP.
Ante las ausencias de Santos, todos los grupos políticos acordaron de forma unánime que dejara de cobrar la asignación de unos 400 euros netos correspondiente por cada pleno. La moción fue presentada por Ciudadanos. Santos está imputado en tres procesos judiciales por prevaricación, malversación de caudales públicos y falsedad en documento público.
La intención Santos, alcalde de Navalcarnero desde 1995 hasta las elecciones de mayo, era conectar por el subsuelo el casco urbano. Durante las obras de excavación de las cuevas, que Santos remontaba al siglo XVIII pese a que se empezaron a construir en 2004 se produjeron al menos cinco derrumbes. No sorprende, ya que los trabajos se iniciaron sin proyecto técnico; estudio geotécnico; informes de las empresas suministradoras de gas, alcantarillado y suministro de agua de por dónde discurren sus instalaciones; y sin solicitar, entre otros permisos, la autorización a la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad para actuar en una zona de especial protección de Patrimonio Histórico y declarada Bien de Interés Cultural (BIC).
Las obras se paralizaron en 2011, a raíz de una denuncia del PSOE. Pese a la orden judicial, continuaron clandestinamente hasta las elecciones de mayo.
El Canal de Isabel II señala que ninguna de las dos inundaciones, la primera en agosto, se originaron en su red de abastecimiento. La compañía encargada del suministro de agua en la región atribuyó la fuga de la semana pasada a una “filtración particular”. La de agosto se produjo en una cueva contigua. “Se han construido sin control alguno, a saber lo que nos podemos encontrar... ¿Por qué la Comunidad de Madrid ha permitido esta megalomanía?”, cuestiona Juan Benito, concejal delegado de Hacienda. “Han excavado debajo de mi casa sin ningún pudor... ¿A qué se cree que se deben las grietas de las paredes?”, rezonga Manuel Muñoz, propietario de una vivienda perjudicada por las obras. Santos se negó a recibirle durante todos estos años.
Obra de un fontanero
El anterior regidor encomendó las excavaciones al fontanero municipal, Cirilo Lucas Sánchez. Fue el único técnico municipal que consta que participase en la horadación del subsuelo del centro de la villa. Santos reconoció el esfuerzo del fontanero con una loa en una losa de granito en un acceso a las cuevas, en el que le atribuyó ser el “alma de este sueño que hace posible que esta arquitectura quede para siempre unida al Navalcarnero eterno de las generaciones venideras”. Los derrumbes truncaron la fantasía de Santos, que financió los trabajos supuestamente con el desvío de 30 millones de partidas presupuestarias reservadas a otros fines.
El “plan de autoprotección” encargado por el anterior Gobierno municipal para regular las visitas a las cuevas, que Santos esperaba convertir en una de las principales atracciones turísticas de la región, ya advertía “la entrada potencial de agua en las excavaciones actuales, ya sea de forma permanente o temporal y la incidencia sobre la estabilidad”. “Deberá vigilarse la evolución de techos por la posible presencia de agua (...) Podría decretarse el cierre temporal de estas excavaciones hasta solventar problemas creados por el agua”, recogía el informe.
La vigilancia “diaria” del recinto consistiría en una inspección ocular para determinar “las zonas susceptibles de pequeños desprendimientos de arena en el techo de las cuevas” para su posterior saneamiento. En función de su magnitud, se produciría el cierre o cambio de itinerario en el complejo. No hará falta aplicarlo. Los responsables actuales de Navalcarnero se niegan a abrir las cuevas “por la falta de seguridad”. “Entre la humedad y las fugas de agua, todo esto un día se viene abajo”, augura Adell.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.