Ricardo Darín o el amor pese a todo
El actor argentino regresa a Barcelona con 'Escenas de la vida conyugal'
A lo largo de dos décadas un matrimonio puede naufragar, sobreponerse, vivir momentos divertidos, dramáticos, felices, incluso violentos. En ese lapso tan grande de tiempo un matrimonio puede enamorarse y desenamorarse con la misma intensidad, caer al precipicio por una infidelidad con una jovencita, firmar los papeles de divorcio cargando con el peso —o libertad— que implica la sinceridad. Y, pasado este rosario de situaciones, un matrimonio puede seguir eligiéndose a pesar de todo.
A este mosaico de retos es a lo que se enfrenta el actor argentino Ricardo Darín en Escenas de la vida conyugal, comedia dramática de Ingmar Bergman que supone el regreso del intérprete a los teatros españoles tras una década. La obra llega este jueves al Teatro Tívoli de Barcelona, donde se presentará hasta el día 18 de este mes.
Darín, flamante ganador de la Concha de Plata en el Festival de cine de San Sebastián por su trabajo en Truman, comparte en el escenario protagonismo con la actriz Érica Rivas, con la que ya coincidió en la película Relatos Salvajes.
“Nacimos para equivocarnos”
Ricardo Darín (Buenos Aires, 1957) se ha casado dos veces con la misma mujer. Tiene dos hijos, cuatro perros, cree en las segundas oportunidades y en casa se "burla" de su personaje público porque sino tener que "convivir toda la vida con un señor famoso es insoportable". El actor cuando habla clava con naturalidad su mirada azul sobre su interlocutor y parece tener en común con Juan, el profesor que encarna en Escenas de la vida conyugal, su apuesta por la sinceridad. "Esto no quiere decir que yo sea la catedral de la verdad. He mentido y a veces miento...", relataba ayer en el bar del Teatro Tívoli. "Todos nacimos para equivocarnos antes que para acertar", agregó. La agenda de Darín está repleta, pero cuando termine la gira de Bergman piensa "ponerse el pijama" y no quitárselo "hasta marzo". El viernes terminó de rodar en Madrid Koblic, una película argentina sobre un piloto de la marina de los años 70 que se niega a acatar una orden. Darín no cree que encontrarse en la cresta de la ola. De hecho, no cree en crestas, ni en olas. "Una carrera de tanto tiempo no se reparte entre éxitos y fracasos, se trata de como uno transita el camino. No tengo una meta, no quiero conseguir nada en especial, lo que quiero es seguir caminando como lo hago, tratando de aprender todos los días", apuntó.
Entre cine y teatro lo tiene claro: “El teatro es lo más grande que hay, no hay nada que se le parezca. Es la verdadera función de nuestro oficio. Hoy en día los chicos no están seguros de si quieren ser actores, lo que quieren ser famosos”, confesó. Darín no rehúye ningún tema. Tampoco el debate político sobre Cataluña: “Es un momento complicado, pero muy nutritivo. Se acaba de abrir una nueva ventana de negociaciones y lo importante es que repercuta en beneficio de la comunidad”.
Ambos interpretan una serie de situaciones vividas por una pareja, Juan y Mariana, especialmente centradas en la relación que mantienen tras separarse. Bergman estrenó la película en 1973, ganó un Globo de Oro y la reescribió para el teatro con un toque de “picardía”, opinó Darín. “La pieza plantea una polémica sobre la estructura del matrimonio, sobre lo que se debe o no hacer, lo correcto o lo incorrecto, en el fondo de todo genera una crítica a la institución”, relató ayer el actor.
“Trata de rescatar al amor por encima de la estructura matrimonial. Entre dos personas no hay nada más valioso que decirse la verdad”, añadió. Precisamente, a Darín le encandiló desde un primer momento la honestidad de su personaje. “A pesar de ser egoísta es sincero. Digo egoísta porque hay un momento determinado en el que piensa solamente en él y no mide las consecuencias con respecto a su mujer y sus hijas. Y es brutal cuando aparece, porque es descarnado y casi cruel. Pero no podemos decir que sea mentiroso ni deshonesto, porque pone la verdad sobre la mesa hasta las últimas consecuencias”, detalló el actor, que ya actuó en el Tívoli en 2005 con Arte, de Yasmina Reza.
Escenas de la vida conyugal llega a España tras cosechar 150.000 espectadores en Argentina. Norma Aleandro, quien interpretó la obra en 1992, dirige el montaje, aunque no ha podido viajar por problemas de salud. Tras su paso por Barcelona, la obra se representará en Madrid y Valencia.
Para Rivas, que es la primera vez que actúa en la península, el secreto que entrañan los diálogos es que los espectadores se identifican con los personajes, con lo que se genera un curioso juego con el público en el cual los espectadores llegan a desternillarse aunque sobre el escenario los protagonistas estén manteniendo una gran discusión. “Cada día es distinto porque cada uno trae sus propias historias consigo”, afirmó la actriz. “Hay quien se indigna ante a una situación y al revés”, contestó Darín, quien recordó como en una función una señora mayor del público sentada en la primera fila no paró de susurrarle: “Desgraciado”, muy bajito, cada vez que pasaba delante de ella por el escenario. “La mirada del público completa la obra, ahí es donde se cierra el círculo”, concluyó Darín.
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