Rapaces tiroteadas en la media veda
Este año han ingresado en su hospital cinco ejemplares protegidos: dos halcones peregrinos, dos águilas calzadas y un azor.
La media veda es un periodo, que se abre en verano y tiene casi un mes de duración, en el que se permite la caza de ciertas especies, como la paloma torcaz, la tórtola común y la codorniz. Pero, cada año, durante ese lapso de tiempo muchas aves protegidas son víctimas de disparos de cazadores, según denuncia el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa).
Este año han ingresado en su hospital cinco ejemplares protegidos: dos halcones peregrinos, dos águilas calzadas y un azor. Uno de los halcones, que había nacido de una de las parejas que cría en los edificios de Madrid, murió a consecuencia de las heridas. El ejemplar abatido vino al mundo en un nido instalado en una terraza del hospital Gómez Ulla. El lugar es vigilado desde hace años por sor Águeda, exjefa de Enfermería del centro, y científicos de SEO/BIRD Life, que habían anillado al pollo, lo que permitió su identificación. Hace dos años, otro pollo nacido en el mismo lugar cayó también víctima de otro disparo.
En los últimos cinco años han llegado al hospital de Grefa, en el monte del Pilar (Majadahonda), más de un centenar de aves heridas o muertas por disparos. Ernesto Álvarez, presidente de la organización, teme que este número “sea solo un pequeño porcentaje de los ejemplares realmente afectados en nuestros campos y montes”. También se queja de que los centros de recuperación de fauna que están gestionados por comunidades autónomas “no aportan ni un solo dato al respecto”.
Hay otros animales afectados, pero, a menudo, las víctimas de los cazadores son aves rapaces. Además de los halcones peregrinos, han atendido a ratoneros comunes, milanos negros, águilas calzadas, aguiluchos cenizos y laguneros o cernícalos vulgares, entre otros.
Este año solo había transcurrido un día de la apertura de la media veda cuando les llegó un azor herido. Lo encontraron en Pelayos de la Presa. El 24 de agosto y el 1 de septiembre les llegó el turno a dos águilas calzadas. Un ejemplar apareció en la ciudad de Ávila y el otro en pleno centro de Madrid, en el Parque del Retiro. En Grefa suponen que este último cayó en el parque tras ser alcanzado en algún coto de caza cercano a Madrid y conseguir volar hasta allí.
Los ingresos “más relevantes” para la organización conservacionista han sido los dos halcones peregrinos, una especie etiquetada como vulnerable en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Comunidad de Madrid. El que murió fue encontrado el 30 de agosto entre Ajalvir y Daganzo.
Era el pollo de una de las siete parejas que han elegido las calles madrileñas en vez del campo y anidan en edificios altos. La facilidad para encontrar alimento es una de las ventajas de vivir en medio del tráfico. Se alimentan de palomas, estorninos, vencejos o cotorras. Este año habían sacado adelante a 14 crías.
Arantza Leal, del Área de Seguimiento de Aves de SEO/BIRD Life SEO/BIRD Life, no entiende cómo se puede disparar contra las rapaces. Su organización ha denunciado ante la fiscalía al coto del que sospechan partieron los disparos que acabaron con el halcón nacido en el Gómez Ulla.
El presidente de Grefa aclara que no se puede criminalizar a todos los cazadores por estos sucesos. “Es un colectivo formado por una gran mayoría de personas que practican su afición ajustándose a la normativa vigente”, recuerda. Al mismo tiempo, opina que es fundamental que sea el propio sector el que se implique “activamente en la erradicación de comportamientos ilegales, como es tirotear a especies protegidas, que deterioran la imagen de todo el grupo”, puntualiza.
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