“El éxito sería poder celebrar el referéndum”
"El apoyo de Podemos al derecho a decidir es de una valentía inaudita", señala Lluís Rabell
Lluís Rabell (Barcelona, 1954), candidato de Catalunya Sí que es Pot, se estrena como candidato y defiende el referéndum.
Pregunta. Los sondeos apuntan que pueden ser terceros cuando hace meses apuntaban que podían ganar ¿Qué ha pasado?
Respuesta. Junts pel Sí ha movilizado el sentimiento independentista polarizando la campaña entre España sí o España no. Los dos lados han retroalimentado la dinámica plebiscitaria. Ha sido como una lucha de David contra Goliat. No nos ha gustado el cariz de esta campaña crispada.
P. ¿Cree que han logrado hacerse un hueco en este plebiscito?
R. La presión ha sido muy fuerte. Este reto va más allá del 27-S: trata de dar una salida política a los trabajadores y clases medias que más han sufrido la crisis. Es la Cataluña social la que tiene la llave de la justicia social y de cohesión nacional. El bloqueo solo se romperá con el referéndum. No es una vía amortizada. Este es un conflicto cronificado. Es la única forma de salir de laberinto.
P. Mas impulsó su lista al avisar de que delante estaban los del Sí Se puede. ¿Se ha rearmado así?
R. Fue un desafío a las clases populares. Su operación solo funcionará si no toman la palabra y si siguen infrapresentadas. Veremos si hemos logrado movilizarlos: pero en los mitines ha venido gente de todas las edades. Junts pel Sí es un artefacto político diseñado por Mas para reconducir su Gobierno y refundar el espacio nacionalista hegemonizándolo. No lo podría haber hecho en unos comicios normales presentándose como Convergència.
P. ¿Qué medidas consideran más urgentes en su programa?
A Artur Mas solo le preocupa conservar el poder y el Gobierno
R. Contener las de emergencia social: frenar los desahucios, coordinándonos con los municipios; dar alternativas a las familias en situación de dificultad y que la Generalitat resuma su responsabilidad en la educación del 0-3. O las emergencias en suministros y becas-comedor. Son medidas de justicia social para contener los estragos y evitar que se agraven.
P. Con la caída de ingresos y el cumplimiento del déficit ¿Tiene margen de maniobra un gobierno de izquierdas?
R. Los recortes son evitables y deberíamos evitarlos. Aquí también hay mucha trampa porque los recortes son una forma de hacer política. El Gobierno español dispone un techo de déficit que administra según su conveniencia política. Cuando lo fija a las comunidades autónomas, que son las gestionan los servicios públicos, está induciendo una determinada política para empujar a la privatización y a estrangularlas financieramente. Y el Gobierno catalán ha aplicado una política de privatización de la sanidad desde el primer instante. No es una venta de activos: los derivado a clínicas y centros de gestión privado. Es utilizar el poder político para transformar lo que es un servicio público en una de aspiradora que desplaza recursos públicos hacían intereses privados. Es una manera muy perversa: no solo son los recursos que tienes sino como los gestionas.
P. ¿Son partidarios de la ordinalidad y de la solidaridad finalista?
R. Si, hay ciertos principios que razonables: el de ordinalidad, es decir, que la solidaridad necesaria de un proyecto compartido debe evitar que el desequilibrio de llegar al extremo contrario. Se trata de que una comunidad que tiene capacidad de generación económica no pierda fuelle aunque contribuya con el esfuerzo que le corresponda. Pero es imposible prever una arquitectura federal sin abordar lo más importante e histórico del país: una reforma fiscal que evite el fraude. Eso cuesta muy caro al desarrollo social.
P. Fían el referéndum al cambio de mayorías tras las generales pero solo Podemos lo apoya.
R. Sí, pero hasta Mas ha dicho que al final debería negociarlo. Lo mejor para él es una mayoría estrecha incapaz de conducir la secesión. Solo le preocupa conservar el poder y el Gobierno y ocultar su gestión neoliberal. Esa es su obsesión.
P. ¿Por qué cree que el PSOE cambiará si ni siquiera reconoce a Cataluña como nación?
R. No por ideología. Lo dice Pablo Iglesias: el PSOE solo se mueve cuando Podemos lo avanza en las sondeos. El discurso del PP se ha integrado en el del PSOE. Ya compitieron por quién tenía la bandera española más grande. Es cómico pero revelador.
Esperamos que Junts Pel Sí no tenga cohesión para formar Gobierno"
P. Dice que propondrán elevar desde el Parlament al Congreso el referéndum. ¿Qué voto pedirían? ¿Libertad de voto?
R. Es prematuro. Si hay un gobierno más amable es razonable que haga propuestas para que la gente no apoye la secesión. Veremos si permite llegar a una posición homogénea o dar libertad. Tenemos algo muy claro: el verdadero problema no es lo que vote la gente sino que pueda votar. Lo que cambia las cosas en Cataluña y en España es el referéndum. El éxito de los escoceses fue ese. Sea cual sea el resultado gana Cataluña y la democracia. Representaría reconocer al sujeto político y tendría un impacto incalculable en la configuración del Estado.
P. Catalunya Sí que es Pot se creó en julio ¿Paga el peaje de tener poco tiempo de vida?
R. ¡Y tanto! El factor tiempo incide. Y sí, es un hándicap que yo sea poco conocido. Eso se compensa trabajando mucho y con ayuda de gente conocida como Pablo Iglesias y Alberto Garzón que son referentes de una parte de nuestra gente.
P. ICV clamaba por la alianza y Podemos reaccionó tras las municipales ¿Llegó tarde?
R. Hay que entenderlo. Es una fuerza emergente y joven y en poco tiempo ha matizado su proyecto [el derecho a decidir].
P. ¿Le sorprendió que Iglesias apelara a los catalanes hijos y nietos de extremeños y andaluces a enseñar los dientes y a no avergonzarse de sus orígenes?
Veremos si Esquerra Republicana sale del agujero en un momento dado"
R. No corresponde a la cultura de las izquierdas en Cataluña y chirrió. Quería decir que era necesario levantar un proyecto para superarar la fractura social con políticas de justicia social y de debate nacional. Comparto el análisis de que hay una geografía de la pobreza de clases sociales que se han visto, sentido y se sienten despreciadas y que es vital removilizarlas en clave progresista. No es evidente que la izquierda madrileña entienda la complejidad catalana. Lo que hace Podemos de defender en Madrid y Sevilla el derecho a decidir es de una valentía inaudita.
P. Una cosa es hablar de clases sociales y otra de orígenes.
R. Ya, pero esa percepción viene por cómo las élites abordan a esta franja de la sociedad. Hay más etnicismo en CDC que en el resbalón de Pablo como el lema de la España subsidiada por la Cataluña productiva o Aquí no cabe todo el mundo. O el imaginario que se desprende de TV3, que trata de forma desviada los informativos o de generar una determinada forma de país...Eso acaba dando o construyendo una idea de que hay cierta catalanidad, de que hay buenos catalanes y otros dudosos. Interesó magnificar la frase para ocultar el problema de fondo y ocultando la responsabilidad. Hay un cierto paternalismo de las clases acomodadas. Son ellos los que aún no han acabado de salir del cliché del etnicismo.
P. ¿Le sabe mal que Ada Colau no haya hecho campaña por usted después de que Iniciativa y Podemos lo hicieran por ella?
R. Hubiera ido bien. Ha creído que era mejor la distancia institucional. No todos sus votantes se identifican con nosotros. Estoy convencido que le gustaría que el presidente fuese un votante y cómplice de BComú.
P. ¿Ha sido el PP una fábrica de independentistas?
R. Yo soy federalista pero voté sí-sí porque era la forma más enérgica de enviarles a hacer puñetas y de protestar. Hay muchos federalistas indignados.
P. El Gobierno de Mas dice que no puede legislar porque el Gobierno impugna todas las leyes al Tribunal Constitucional. ¿Lo comparte?
R. Dije que el Constitucional actúa como el gendarme del PP. A nadie en Alemania se le ocurriría judicializar temas políticos. Aquí hay una politización y una derivada de agravio nacional en la actuación del PP. El Constitucional está altamente politzado y utilizado por el partido del Gobierno y eso complica enormemente las cosas. Tenemos paradojas como la del Estatut: pasajes y principios que han sido contestados y suprimidos en el de Cataluña fueron admitidos en el de Andalucía. Es una politización extrema. No hablamos de una situación de racionalidad sino de un conflicto político.
P. ¿Le sorprendió que Raül Romeva accediera a encabezar la lista de Junts pel Sí?
R. Me decepcionó. Hice campaña por él en las europeas de 2004. Siempre ha sido una persona con valores y una trayectoria de izquierdas y se ha puesto delante de este artefacto para dar una ida de transversalidad y enmascarar la reelección de Mas. Que se haya prestado a esta operación me sabe mal pero todo el mundo comete errores en la vida.
P. ¿Tendrá cohesión ideológica Junts pel Sí?
R. Esperamos que no pueda formar gobierno. A partir del 28 habrá que hacer política. Propondremos votar el Consorcio de Lleida ¿Qué votarán?
P. Quiere liderar un gabinete de izquierdas, pero no tiene apoyos...
R. Veremos si Esquerra sale del agujero en un momento dado. O si decide disolverse. Yo espero que no. Esquerra es una tradición con más o menos fuerza que forma parte del paisaje político catalán y de las idiosincrasias de las clases populares. ¿Soportes puntuales? No, no descartamos nada. Queremos llegar con fuerzas para determinar movimientos que otros no han imaginado que somos capaces de hacer.
P. Iglesias y Garzón han hecho campaña sin coincidir ¿Le gustaría que pactaran para las generales?
R. Hay una discusión entre ellos entre Podemos y Garzón y el movimiento que el lidera dentro de Izquierda Unida. Nosotros respetamos este proceso de debate. Pero pensamos que si funciona nuestro invento aquí, nuestro proyecto ayudara a que la discusión vaya mejor en toda España.
P. ¿Habrá valido la pena si no llegan a los 20 escaños o se quedan lejos de la primera fuerza?
R. Estamos obligados a caminar sin garantías, pero el camino que estamos abriendo es el bueno.
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