El padre del ‘italodisco’

El italo fue uno de los primeros movimientos que relacionó música electrónica y baile, a finales de la década de los setenta. El término sería utilizado para definir a la música que sonaba futurista y espacial no solo en Italia, sino también en Alemania o España. Rápidamente se desarrolló como un estilo mucho más arriesgado y fantasioso que el eurodisco del que venía.

El italodisco no tardaría en llegar a los clubes mas underground de Europa. Entre los nombres más representativos que han ayudado a consolidar el género están el productor canadiense, de ascendencia italiana, Gino Soccio; el romano Giancarlo Meo, quien bajo diferentes alias produciría alguno de los hits más incontestables de la época; y, como no, Alexander Robotnick, de nombre real Maurizio Dami.

Este artista, de origen florentino, compondría en 1984 el disco Ce N’est Q’un Début, donde se incluían varios de los temas mas importantes del estilo: Problèmes D’amour y Dance Boy Dance. Sin embargo, abandonaría aquella música. Solo recientemente —en 2003 de la mano de The Hacker— retoma a su viejo alterego y comienza a realizar directos. Unos sets caracterizados por lo analógico y un cuidado gusto por la producción de antaño. En una entrevista de este año comentaba: “Hay un regreso a los instrumentos analógicos, todas las grandes marcas han comenzado a producirlos de nuevo. Más pronto o más tarde todos estos sintetizadores serán utilizados como instrumentos reales y no solo como máquinas para hacer música”.

En este momento, escuchar a Robotnick produce una sensación extraña, su música sigue sonando igual de futurista que en sus comienzos. Este viernes el club Discoteca lo trae a Siroco. A su lado estarán pinchando los organizadores de la velada, Eder Croket y Fer Xplosion, dos de las personas que más hacen por dignificar su legado.