Mas soslaya los riesgos sobre las pensiones para atraer a los jubilados

Convencer a los jubilados de los beneficios de la independencia es el principal reto de Artur Mas en los 10 días que quedan hasta las elecciones. Por ello, el presidente de la Generalitat y número cuatro de la candidatura Junts pel Sí no dudó ayer en “garantizar” las pensiones en una eventual Cataluña independiente y hasta aseguró que éstas serían “más altas” porque la tasa de empleo es mayor en Cataluña que en el resto de España. El candidato obvió los avisos de los expertos, que recuerdan que sin acuerdo con el Estado los primeros meses serían duros y que, aun así, Cataluña no podría eludir la reforma del sistema.

Si algo aprendieron los independentistas catalanes de la derrota de sus correligionarios escoceses en el referéndum de independencia de 2014 fue que el miedo a perder la pensión fue crucial a la hora de decidir el voto para muchos jubilados. El 73% de los mayores de 65 años se inclinaron por el noa la independencia por el temor a perder la libra como moneda y, en segundo lugar, por la cuestión de las pensiones. La candidatura de Artur Mas quiere evitar que ese miedo lastre su resultado el 27-S y lleva trabajando el discurso sobre las pensiones desde mucho antes de que en julio se anunciara el acuerdo entre partidos para crear Junts pel Sí.

El presidente catalán presentó ayer las conclusiones de sus asesores en la materia y no dejó lugar para las dudas de última hora. “Las pensiones en una Cataluña independiente no solo están más garantizadas que si nos quedamos dentro de España, sino que también pueden ser mejores”, dijo. Quien afirma lo contrario, añadió, está contribuyendo a una “campaña inmoral del miedo”.

Mas celebró un acto con pensionistas acompañado de los economistas Oriol Amat y Elisenda Paluzie, quienes desgranaron las fortalezas de la economía catalana que, según sus tesis, garantizarían las pensiones. El dato que ofrecieron es que el sistema de pensiones en Cataluña acumula un saldo positivo de 24.126 millones de euros —3.200 euros por persona— desde 1995; y que en el conjunto de España en ese periodo se registró un déficit de 82.704 millones —1.753 euros por habitante—. El segundo argumento es que la tasa de paro en Cataluña ha sido históricamente inferior a la media española en unos cuatro puntos. “Si trabaja más gente, las pensiones también están más garantizadas”, resumió Mas.

Riesgos y reformas

No es la primera vez que Amat se refiere a las pensiones. En una rueda de prensa la semana pasada dijo que serían “totalmente viables” en una Cataluña independiente y añadió: “Las subiremos”. Pero el contexto de crisis hace que desde 2009 Cataluña arrastre un déficit con la Seguridad Social. Hasta julio de este año, según cifras de la Seguridad Social, las cotizaciones de la Seguridad Social sumaron 7.202 millones de euros, mientras que el coste de las pensiones contributivas fue de 11.706 millones, lo cual arroja un déficit de 4.500 millones.

La Generalitat recuerda que el sistema español se basa en el principio de reparto, es decir, que las contribuciones sociales van directamente a sufragar las pensiones. Para cubrir el déficit, el Estado recurre al fondo de reserva, al Presupuesto o a la deuda. Los asesores de Mas han elaborado un documento en el que barajan dos escenarios. Si hay una separación pactada dan por hecho que habría un reparto de la hucha de la Seguridad Social, a la que echarían mano de inmediato. Si no la hay, los primeros meses serían complicados y deberían recurrir al Presupuesto, financiado con los impuestos de los ciudadanos.

El profesor de Economía de Iese Alfredo Pastor duda de que las pensiones puedan ser superiores con la independencia. “No habrá diferencias sustanciales. Me sorprende que pueda ser una variable a considerar en el debate”, señala. Pastor recuerda que las principales variables que influyen en las pensiones son la demografía, la productividad y el empleo. “Cataluña es la media de la economía española”, agrega.

Ignacio Conde-Ruiz, investigador de Fedea, considera que “Cataluña no escapará de las reformas porque tiene un problema demográfico como el resto de España”. “A corto plazo, tras superar la crisis, las podría pagar, pero se enfrenta a un envejecimiento y un aumento de la esperanza de vida que suponen más gasto”, afirma el investigador, que considera que el camino debería ser “un sistema de pensiones europeo” que facilitara afrontar crisis regionales o estatales mayoritariamente.