El legado Muñoz Ramonet, más cerca de Barcelona
Una sentencia despeja el camino para que vuelvan las obras de El Greco y Goya, valoradas en siete millones, que el industrial dejó a la ciudad y que sus hijas retienen en Madrid
Son como las joyas de la corona; dos de las obras más valoradas de la voluminosa herencia artística que el industrial Julio Muñoz Ramonet dejó a la ciudad de Barcelona tras su muerte en 1991. La Aparición de la Virgen del Pilar de Francisco de Goya y La Anunciación de El Greco, valoradas las dos en más de siete millones de euros, han protagonizado la mayoría de noticias del largo y confuso litigio que mantienen las cuatro hijas de Muñoz Ramonet y el Ayuntamiento de Barcelona por esta herencia que las vástagas no han aceptado nunca. Ahora, una sentencia del Juzgado de Primera Instancia de Alcobendas (Madrid), que tiene fecha de 30 de julio y que fue notificada ayer a las partes; la Fundación Julio Muñoz Ramonet —creada por el Ayuntamiento en 1995 para reclamar los bienes— y Carmen, Isabel, Alejandra y Helena Muñoz Villalonga y la empresa familiar Culturarte, para que entreguen las obras. La sentencia representa un duro varapalo, y ya son casi media docena, para las cuatro hermanas, ya que tras asegurar el juez que “no se ha actuado de buena fe” y con “argumentos inaceptables”, despeja el camino para que el juzgado de Barcelona ordene ejecutar la sentencia del Supremo de 2012 que obliga a devolver todas las obras de arte, y en especial este goya y este greco, utilizando, si fuera necesario, el uso de la fuerza pública.
La historia tiene tintes de culebrón en toda regla. Las obras permanecen en depósito judicial en el domicilio de Isabel Muñoz desde 2011, tras ser recuperadas por la Guardia Civil en Alicante, dentro de la Operación Creta, en una casa de Alicante de su ex marido Jesús Castelo, al que Isabel había denunciado de haberlas sustraído del domicilio conyugal. Cuando el juzgado de Barcelona reclamó las obras en virtud de la ejecución de la sentencia del Supremo se encontró con el hecho de que la familia pleiteaba por la titularidad de estas dos pinturas ya que Culturarte había denunciado en un juzgado de Alcobendas a Manuel Castelo, hijo de Isabel, que aseguraba que las obras no eran de su madre, de sus tías, ni de la empresa, sino que le pertenecían a él desde enero de 1991 cuando las heredó tras cumplir la mayoría de edad de su padre Jesús que siempre había mantenido que se las había comprado en 1984 a su suegro a cambio de un préstamo que le había hecho para poder realizar una importante operación de compraventa de petróleo.
“El juez barcelonés paralizó la ejecución hasta que se fallara sobre este asunto y ahora ya puede actuar”, explica Eduald Vendrell, el abogado de la Fundación municipal desde 1995. “En ese caso se ha actuado con contradicciones. Los cuadros los recibió en depósito Isabel y firmó que tenía que comunicar cualquier cambio y circunstancia, cosa que no ha ocurrido. La sentencia es contundente y asegura que se ha actuado con una estrategia predeterminada”, prosigue.
En el texto del juzgado de Alcobendas se asegura que Culturarte “no se ha conducido con una correcta buena fe procesal, por lo que hay que tomar sus alegaciones y escritos con extrema cautela”. En cuanto a Manuel Castelo, el juez asegura que “no esgrimió la propiedad de los cuadros, una conducta que es inusual e ilógica” ya que no “ha aportado ninguna prueba de la compra”.
El juez de Alcobendas da por buenas las sentencias anteriores de 2007, 2009 y 2012 en las que se establece que no solo estas dos obras, sino todo el conjunto, en el que hay pinturas de Velázquez, Ribera, Berruguete, Rembrandt, Sorolla o Fortuny, entre otros muchos, pertenecen “al testador y fundador [Julio Muñoz] y no a Culturarte. Esta sociedad junto con otras eran utilizadas como pantalla por el testador y luego por sus herederas”.
Durante el juicio de cuatro horas celebrado el pasado 17 de julio en la ciudad madrileña el juez dejó claro que las denuncias entre los miembros de la familia no eran otra cosa que una argucia “para fastidiar a la fundación y retrasar la devolución de las obras”. Vendrell explica que el siguiente paso es hacer llegar la sentencia al juzgado número 1 de Barcelona. “Entre hoy y mañana lo notificaré y solo hay que esperar a que ejecute como hizo cuando se entregaron las llaves del palacete de la calle Muntaner en julio de 2013. En el juzgado de Barcelona estaban esperando la sentencia”. ¿Y en el caso de que las obras no estén donde la Guardia Civil las dejó en depósito a Isabel Muñoz? “Puede tener consecuencias penales”. Contra la sentencia podrá realizarse recurso de apelación en veinte días a partir de ayer. Repasando la actitud que han mantenido las hermanas Muñoz, seguro que no dejarán de hacerlo.
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