Todas las crisis se parecen

Tres parejas con diferentes crisis en sus respectivas relaciones acuden a su sesión de terapia. Las tres comparten psicóloga y a esta se le ocurre la genial idea de experimentar con ellos: dejarles a todos juntos en una sala de su consulta. Ahí los espectadores también se ponen Bajo terapia para ir, poco a poco, descubriendo años de mentiras y verdades; de amor y desamor; de iras y cariños… En resumen, el enredo de la vida en común de la pareja.

Estos son los mimbres de la última propuesta del director argentino Daniel Veronese (Buenos Aires, 1955). Con esta comedia alejada de las propuestas más alternativas a las que Veronese tiene acostumbrado a su público, Teatros del Canal inician la temporada. “El teatro argentino que inunda las salas allí suele estar formado por propuestas más independientes”, dice el reconocido director, “por lo que varios productores organizaron un concurso para buscar una obra comercial argentina”. El resultado: un éxito en los escenarios bonaerenses —donde sigue en cartel— que hoy curza el charco; un blockbuster teatral a la veronese.

Contar 1 es el nombre del concurso del que habla Veronese; Matias del Federico, el ganador y autor de la obra. Después de una primera aproximación, Veronese decidió ponerse al frente con una condición: elegir él mismo a los actores. “No quería que el público fuera al teatro porque hubiera una cara conocida en el cartel sino por la calidad teatral”, cuenta.

Gorka Otxoa, Manuela Velasco, Melani Olivares, Fele Martínez, Juan Carlos Vellido y Carmen Ruiz son los seis intérpretes que se meten en la piel de estas tres parejas que, a pesar de los problemas, tienen la intención de seguir estando juntas. Un reparto de lujo, que acompaña a la adaptación del texto realizada por David Serrano, responsable del libreto del musical Hoy no me puedo levantar, del guión de El otro lado de la cama y director de Días de Fútbol. “Ha quedado muy bien. Los actores se pusieron a trabajar fuerte y con la ayuda de Nacho y Mayte, mis ayudantes, hemos realizado un gran trabajo”, dice Veronese, el único que repite del montaje original.

Este trabajo se aleja del discurso alternativo que el director suele transitar con comodidad. “La diferencia fundamental es que en el teatro comercial hay un productor que me llama y tengo que hacer la obra lo mejor que pueda para que el público asista a la sala”, dice. Es un mandao; “controlo menos cosas”. “Pero, sea una propuesta más generalista, sea alternativa, yo solo sé trabajar de una manera; haciendo teatro”, sentencia.

Forjado en el circuito off, además de dirigir es actor, dramaturgo y titiritero, y consolidado como una de las voces más interesantes del momento actual, Veronese encuentra ciertos paralelismos entre la escena bonaerense post corralito y la actual agitación teatral madrileña: “Las crisis benefician el arte. La gente necesita ver algo para evadirse y acercarse a una verdad que no sea la política o la económica, sino la artística”. “En España veo preocupación por el tema del IVA cultural; termina empobreciendo el tejido y se acaba ahogando la creatividad. Y la creatividad ayuda a un país”.