La mejor discoteca

Hace un par de semanas el semanario musical británico New Musical Express publicaba una lista con los 15 clubes más emblemáticos de la historia. No cabía esperar sorpresas, siendo además un medio eminentemente pop. En la susodicha aparecían míticas discotecas como Studio 54 (Nueva York), Hacienda (Manchester), Berghain (Berlín) o Space (Ibiza), también había fiestas legendarias como Trash o Shoom. Marcado con un profundo sello anglosajón y sin el menor atisbo de generar debate alrededor de su elección.

Todo lo contrario a lo que suele ocurrir en redes sociales y foros, donde este tipo de selecciones suscitan enconados debates. Justo unos días antes se podían seguir por la red diferentes llamamientos para participar en la votación de “Mejor discoteca antigua de Madrid”, una lista originalmente de 2013 y votada por innumerables lectores que durante este verano ha vuelto a generar ruido. Lejos de polemizar sobre la inclusión de determinadas salas y la omisión de otras, lo que refleja una clasificación de este tipo es el enorme legado musical que durante la década de los ochenta y noventa generaron estos espacios. Attica, Bocaccio, Epsilon, Voltereta, Soma, Radical o New World fueron asimismo el epicentro de una manera de entender la juventud y, porque no, la calle.

La herencia de aquellas desaparecidas salas es recogida en la actualidad por pequeños colectivos como Post Club, que anunciaban su vuelta en septiembre, o Brrrrrap. Estos últimos celebran en Siroco una de sus fiestas con Glue Kids a la cabeza, principal eslabón en la cadena trófica del rap nacional. El fin de semana se completa con la delicada selección de Javi Bayo en The Balcony el viernes, la sesión de Carl Craig el sábado en Mondo y la veraniega despedida de Picnic Beach Club con Rayko el domingo.