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Raimon, al ‘vent’ sin la tramontana

El cantautor llena en el recital de Sant Feliu de Guíxols dentro de la gira por sus 75 años

José Ángel Montañés
Raimon durante el concierto de Porta Ferrada.
Raimon durante el concierto de Porta Ferrada.pere duran

“Ahora vuelvo”, fueron las primeras palabras que Raimon dijo sobre el escenario al millar de personas que habían ido el lunes por la noche a disfrutar con sus letras y músicas al escenario situado junto al mar en Sant Feliu de Guíxols, dentro del Festival Porta Ferrada. Y se marchó del escenario dando saltitos, como para que no lo vieran, tras dejar su inseparable guitarra en el suelo. “Nunca me había pasado. Me había olvidado la lista con las canciones y la coseta para que no se vuele el papel”. No era de extrañar. El día anterior, en ese mismo escenario, el fuerte viento y la lluvia obligaron casi a suspender el concierto de la Electric Light Orchestra. “No lo tenía claro, por eso venía preparado. Pero al final tengo un pacto con el tiempo”, aseguró, con una amplia sonrisa, al acabar el concierto. Un pacto con el tiempo, meteorológico y físico, que hacen que Raimon, que cumplirá a comienzos de diciembre 75 años, siga con la fuerza, la jovialidad y las ganas de gustar a su público intactos, las mismas de los primeros años.

“Tocar en Xàtiva sería el mejor regalo de cumpleaños”

Tras el concierto, duchado y con camisa de rayas y vaqueros, Raimon recibió sin dejar de sonreír, uno a uno, a más de 30 seguidores que le esperaban para felicitarlo. Entre ellos, Muriel Casals, hasta julio presidenta de Òmnium Cultural, una de las entidades más significadas en el proceso por la independencia de Cataluña.

“No me pierdo ninguno de sus conciertos, si puedo”, aseguraba Paquita, mientras su marido se mantenía en un segundo plano.

“Estoy realmente contento con el giro que ha tomado todo tras las pasadas elecciones. En Xàtiva el nuevo alcalde [socialista] me llamó inmediatamente y me dijo: ‘¡Hemos ganado!’. Querían que hiciera un concierto en agosto, pero no había tiempo, porque tenía otros compromisos. No está cerrado, pero posiblemente será en noviembre”, explicaba al artista pasada la medianoche. “Tocar en Xàtiva sería el mejor regalo de cumpleaños, sin duda”, añadía.

Para el cantautor, el nuevo escenario político es “una especie de energía renovada. Tengo que recuperar el tiempo; mucha gente no me ha visto tocar allí. Han sido 20 años con muchas dificultades”. Con el PP al frente de la Generalitat valenciana y del Ayuntamiento de Xàtiva, Raimon era casi un proscrito.

Al final, el viento, la lluvia y la tramontana respetaron al cantautor de Xàtiva que durante más de hora y media desgranó más de 30 canciones, una detrás de otra, sin interrupciones, la mayoría presentadas mediante el título por el cantante, aunque no hacía falta. Sus canciones son casi himnos que el público fiel conoce y canta con él. El del lunes, en su mayoría era de edad madura, veraneantes de Sant Feliu de localidades del Alt y Baix Empordà, pero también llegados de Barcelona y mayoritariamente vestidos de blanco, para resaltar el moreno de la piel conseguido durante el verano.

Todos querían que el cantante de Xàtiva les regalara los oídos, una vez más, con las canciones de siempre y con otras más recientes —como las de su último trabajo, Rellotge d’emocions—, en las que combina homenajes a escritores y poetas catalanes y valencianos conocidos como Ausias March, Pere Quart o Espriu, y otros más desconocidos como Jaume Roig, del siglo XV, con temas propios; casi todos interpretados junto al cuarteto de cuerda y viento que le acompaña en los últimos años, pero también, solo con su guitarra, mostrando, al fin, la imagen icónica para muchos. Desde Si miraves l'aigua con la que abrió el concierto, hasta su mítica Al vent, que cerró el concierto, pasando por La nit, Veles e vents o Jo vinc de un silenci, que fueron de las más coreadas y que acabaron con el público en pie.

Sin referencias políticas

En el concierto del lunes, a diferencia de otros, como los cuatro que ofreció en mayo de 2014 en el Palau de Barcelona, no hubo senyeres, ni estelades, ni comentarios durante el concierto, ni del público ni del cantautor, sobre el proceso político que vive Cataluña. No hubo referencias a las manifestaciones del pasado año de Raimon cuando dijo que no se sentía “independentista”. Tan solo aplausos espontáneos y de mayor intensidad durante los muchos temas en los que aludía a la falta de libertades o al abuso de poder y que el cantautor compuso en relación al régimen franquista que durante décadas sufrió España. Los pendones reivindicativos no eran otros que las cámaras de móviles y tabletas con las que inmortalizar el momento, algo que costó a más de uno que la organización les llamara la atención ante el uso masivo de flashes para grabar.

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El concierto de Sant Feliu fue uno más —como el del viernes anterior en el Festival de Verano de Tarragona— de la minigira con motivo de los 75 años del cantautor que comenzó en Olot en mayo y que terminará el 3 de diciembre en el Auditori de Barcelona. El del lunes, al aire libre, bajo las estrellas y recibiendo la brisa y el olor del mar, no es nuevo para Raimon: “Prefiero un teatro a un espacio abierto, y no por falta de costumbre. Hubo una época en la que había muchas cosas de este tipo por otras razones, y las hacía como servicio. Los conciertos al aire libre, no es que estén mal, pero me obligan a hacer otro tipo de recital, tengo que ver cómo monto el ritmo, la tensión, los altos y los bajos”.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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