Triunfalismo sin ningún criterio
Hermoso, Bohórquez y Cartagena salen en hombros al cortar siete orejas tras unas actuaciones muy discretas.
Hace ya unos años, el picador Francisco López, entonces a las órdenes de Emilio Oliva, me vio protestando la concesión de una oreja y me dijo: "Si al toro ya no le sirve para nada después de muerto y no sabes lo que lo necesita el torero". Pues eso debió pensar el presidente de Vitoria, que las corten de dos en dos...El triunfal resultado del festejo que cerró la feria de Vitoria nada tiene que ver con lo que ocurrió en el ruedo. Fue solamente el nuevo presidente de Vitoria, Carlos Aguinaco, quien decidió regalar las orejas sin que ni siquiera el público llegase a pedirlas de forma mayoritaria. Las razones aún no se saben, pero las habrá, porque en nada se pareció a quien trató de ser juicioso en las dos primeras tardes.
La ficha
Seis toros de Fermín Bohórquez, con muy poca fuerza, salvo el sexto.
Fermín Bohórquez: rejón contrario (vuelta) y rejón contrario (dos orejas).
Pablo Hermoso de Mendoza: rejón contrario (dos orejas), rejón contrario y dos descabellos (oreja).
Andy Cartagena: Rejón (silencio) y buen rejonazo (dos orejas). 8 de agosto de 2015. Media entrada. Tercera de la Feria de la virgen Blanca.
Lo cierto es que Carlos Aguinaco decidió que no desea seguir en el palco del Iradier Arena, porque lo vivido en la tarde rejones llenó de desconcierto y bochorno a algunos de los buenos aficionados que aún se reúnen en del coso gasteiztarra. Hermoso no pasó de voluntarioso ante un lote muy poco colaborador. Tuvo que abreviar en su primero porque tras un buen trabajo a lomos de Brindis, el toro se apagó; el navarro estuvo hábil para firmar un buen final.
Hermoso tampoco
Si las dos orejas parecieron benévolas, quedaron justificadas ante los posteriores atropellos. Tampoco pudo brillar en el quinto. Disparate pasó casi desapercibido y Dalí tuvo que lucirse en cites alejados de un astado parado. Fermín Bohórquez se encontró con un triunfo en el cuarto que sorprendió hasta al propio caballero. Lució en dos pares a dos manos pero poco más. Como el toro tardó en caer, los tendidos se enfriaron y se pidió una oreja de forma minoritaria; entonces el presidente sacó los dos pañuelos de forma simultánea.
¿Una provocación? ¿Una pataleta? Lo que sí fue es un golpe bajo para la afición gasteiztarra que tanto ha sufrido estos años. No fue la única irresponsabilidad, pero ya nadie se lo tomó en serio. Andy Cartagena, que se había justificado ante un inválido tercero, un toro que se desplomó y tardó en ser levantado varios minutos tras unas buenas banderillas cortas al violín, estuvo caótico en el que cerró la tarde. Fue el único burel con fuerzas y atropelló los caballos del levantino hasta en cuatro ocasiones. Carreras, sustos y desconcierto fueron la constante de una faena que acabó con un buen rejón de efecto fulminante. Otras dos orejas al tiempo.
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