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Voluntarios con bocadillos y los animales de una protectora a salvo

Los vecinos de las urbanizaciones evacuadas vivieron horas de angustia al tener que marcharse de casa

Alfonso L. Congostrina
Uno de los polideportivos donde algunos de los desalojados pasarán la noche.
Uno de los polideportivos donde algunos de los desalojados pasarán la noche.Albert Garcia

“Me he ido de casa con lo puesto y tengo que tomar mis medicinas”, lamentaba Clara Palau, de 84 años y vecina de la urbanización Montserrat Park de El Bruc. Montserrat Park y la urbanización Ca l'Esteve, de Sant Salvador de Guardiola, fueron desalojadas por los servicios de emergencias por temor a que el fuego y el humo pudieran afectar las viviendas.

Los vecinos de los dos centenares de viviendas de Ca l'Esteve fueron trasladados al pabellón del Vell Congost de Manresa, donde la Cruz Roja asistió a los vecinos. Las decenas de afectados de Montserrat Park, muchos con sus perros y gatos, se adueñaron del Ayuntamiento de El Bruc, donde iban recibiendo información a cuentagotas.

En cuanto hemos visto el humo nos hemos volcado todos”, cuenta orgullosa una voluntaria

“Las horas pasan y yo temo por mí y por mi casa”, lamentaba Clara. Horas antes, los Mossos con megáfonos habían obligado a los vecinos a abandonar sus viviendas y a dirigirse al Consistorio. “Nunca me habían obligado a dejar mi casa, ni siquiera en el histórico incendio de Montserrat”. El resto de vecinos esperaban indicaciones preocupados porque en cualquier momento podía girar el viento y las llamas llegar a sus casas.

El alcalde de El Bruc, Enric Canela, da indicaciones a los vecinos.Vídeo: A.L.C.

Mientras, en Òdena se agolpaban los voluntarios. Laia servía bocadillos a las puertas del Ayuntamiento, a escasos metros del consejero de Interior, Jordi Jané. “En cuanto hemos visto el humo nos hemos volcado todos”, se enorgullecía la vecina voluntaria del pueblo. El alcalde, Francisco Guisado, temía que la noche iba a “ser muy larga y la meteorología no nos lo va a poner muy fácil”. El incendio se fugaba del pueblo de Òdena y a lo lejos se adivinaba la montaña de Montserrat rodeada de humo.

Los que estaban a punto de acabar su trabajo eran los de la protectora de animales del Anoia. Sus instalaciones están en a solo un kilómetro del origen del fuego. La voluntaria Andrea Santinach hizo un llamamiento en las redes sociales para evacuar los 60 gatos y 60 perros del centro. “En menos de dos horas otras protectoras y particulares se han hecho cargo”, señalaba contenta mientras llevaba consigo un perro de mil y una razas. “El problema es que hay otro centro en el Bages, que podría resultar afectado por el icendio”, aseguraba Santinach.

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