Illa: “¿Por qué defender una sociedad justa significa ser Venezuela?”

Solo hubo una lista para reemplazar a Àngels Guiteras frente a la Mesa del Tercer Sector. La encabezó Oriol Illa (Barcelona, 1973), que desde ayer preside la organización que agrupa a 6.800 entidades sociales. Este politólogo, con un máster en Finanzas, dirige la Fundación Francesc Ferrer i Guàrdia. Viene del mundo del pacifismo y la educación en el lleure. “Los bancos deberían destinar el 25% de sus ganancias a programas sociales controlados por los poderes públicos”, propone.

“El Estado del Bienestar se empezó a construir en la posguerra. Más pobres que entonces no somos. Sí que hay recursos, pero hay que redistribuirlos mejor. El problema es que la voz neoliberal que dice que los derechos son inasumibles es más alta”, asegura Illa, autor de Idees perilloses (Els Llums, 2014), un libro en el que critica, por ejemplo, el pago a ultranza de la deuda pública.

“Dar dinero a los servicios sociales nunca será un gasto, siempre darás más dignidad a las personas. Nos podemos quejar de un puente infrautilizado, pero nunca de una beca comedor de más”, añade Illa. Discursos similares ya han sido calificados de“chavistas”. “Cuando al poder no le agrada una idea la desacredita. Yo quiero que me expliquen por qué defender una sociedad más justa significa ser Venezuela”, asegura el nuevo presidente de la Mesa. “Finlandia tiene un sector público potente, un alto gasto social. Pero nadie para desacreditarte dice que eres finlandés”, ironiza.

Illa señala el mal financiamiento del sistema de Seguridad Social en todo el Estado como la madre de todos los problemas. Y advierte que los servicios son sostenibles en el tiempo si no hay un cambio en el modelo presupuestario.

El nuevo presidente cree que uno de los éxitos de la Mesa en los últimos años ha sido poner lo social en la agenda pública. “Hemos sido muy críticos”, defiende Illa, también miembro de la anterior junta. Peticiones insistentes de la Mesa ante la Generalitat como una reforma de la renta mínima o una paga para 34.000 familias catalanas sin ingresos, sin embargo, solo obtuvieron silencio por respuesta. “Seguiremos insistiendo. No dudo de la buena fe de nadie, pero es cierto que la política social no ha estado en el centro de la política pública”, justifica Illa. Y acaba con una petición: “En muchos casos, los debates sociales deberían salir del pim pam pum”.