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La plaza Mayor acogerá un concierto de Año Nuevo y reorganizará su mercadillo

Los empresarios de la plaza y un grupo de intelectuales y artistas quieren convertirla el lugar en un foco cultural

Vista panorámica de la Plaza Mayor de Madrid, la pasada semana.
Vista panorámica de la Plaza Mayor de Madrid, la pasada semana. SAMUEL SÁNCHEZ

La plaza Mayor podrá contar desde 2016 con un concierto de Año Nuevo, inspirado en la tradición vienesa, que pondrá el colofón a una intensa programación cultural navideña en ese histórico emplazamiento. Los empresarios de la plaza y un grupo de intelectuales y artistas quieren convertirla en un foco cultural que vaya mucho más allá del mercadillo navideño, que no desaparecerá pero sí se reorganizará y se transformará para adecuarse a la estética centroeuropea. Dejará así espacio a representaciones teatrales, lecturas públicas y otras actividades culturales.

32.500 euros por ceder el suelo

En el centro histórico se instalan cada Navidad casi una decena de mercadillos de adornos, artesanía, churros y pelucas. En la plaza Mayor, el exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón (PP) prohibió en 2008 vender artículos de broma para dedicarlo así exclusivamente a adornos.

El Ayuntamiento cobra una tasa por ceder el suelo, pero la recaudación es nimia: en 2011, el mercadillo de la plaza Mayor reportó 32.540 euros entre finales de noviembre al 31 de diciembre.

La asociación de amigos del cuarto centenario de la plaza Mayor presenta hoy, junto a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, una ambiciosa iniciativa que cuenta con el conocimiento del Gobierno municipal; en el acto participarán los líderes del Partido Popular, Esperanza Aguirre; el PSOE, Antonio Miguel Carmena, y Ciudadanos, Begoña Villacís.

En la elaboración del proyecto han participado, entre otros, el diseñador Alberto Corazón; la pianista Marta Espinós; el pintor Carlos Franco; los arquitectos Juan Alberto García de Cubas y Francisco Pol; el empresario Carlos Sotos, y el exdirector del teatro Fernán-Gómez Miguel Munarriz.

Como adelantó EL PAÍS, el Ayuntamiento ya ha avanzado su intención de reducir los eventos comerciales y mercadillos que ahora ocupan la plaza durante la mayor parte del año, y la recién creada Asociación de la plaza Mayor quiere aprovechar para convertirla en una infraestructura cultural más de la ciudad, como un gran teatro o una sala de conciertos, con su propia programación los 365 días del año.

En vez del actual “uso indiscriminado para todo tipo de actividades propias de un parque de atracciones”, esta asociación negocia con el Ayuntamiento para organizar exposiciones, conciertos de jazz o flamenco, interpretaciones literarias, poesía teatralizada, representaciones de guiones cinematográficos, etcétera.

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Parte de esas actividades tiene por objeto dar un uso a los soportales de la plaza

Parte de esas actividades tiene por objeto dar un uso a los soportales de la plaza, lugares de paso por los que apenas pasa nadie, sin terrazas ni otras actividades comerciales, y casi desiertos y en penumbra hasta ser ocupados cada noche por decenas de personas sin hogar que se sienten allí seguras (la zona está vigilada con videocámaras). Una vez que acaben las obras municipales ahora en curso para remozar la plaza, precisamente a finales de año, las bóvedas y arcos de esos soportales se ilustrarán con frescos y esculturas de artistas modernos.

Debajo se instalarían unos puestos individuales retráctiles, diseñados por Alberto Corazón, que servirán para vender productos, iluminar la plaza, ofrecer información turística a los viandantes, montar exposiciones, etcétera. Algunos tendrían usos hosteleros; otros servirían como escaparate cultural. Así, sin bloquear el paso a los viandantes, se mezclarían terrazas con lecturas de poesía, ferias de libros, etcétera.

Otra parte de esas actividades ocuparían ya toda la plaza, divididas en ejes temáticos según la época del año. La agenda propuesta provisionalmente centraría los eventos de enero en el teatro; en febrero, carnaval; en marzo, creación visual; en abril, literatura; en mayo, artes plásticas; en junio, flamenco; en julio, música; en agosto, turismo; en septiembre, enología; en octubre, energía; y en noviembre, gastronomía. En diciembre, las actividades se centrarían alrededor de la Navidad y convivirían con un mercadillo renovado.

Los puestos reorganizarían alrededor de la estatua ecuestre de Felipe III

No menguarían así el centenar de puestos actuales (90 en la plaza y otros 14 en la cercana plaza de Santa Cruz), una cifra que decrece de forma natural año a año, en cualquier caso. Pero sí se reorganizarían alrededor de la estatua ecuestre de Felipe III para permitir desplegar toda esa nueva oferta cultural, conviviendo con un montaje de poesía barroca o con una lectura teatral.

El belén tradicional se encargaría a maestros artesanos dentro de la Casa de la Panadería, el carrusel y algunos vendedores deberían desplazarse de lugar, pero el objetivo final es que quepa todo y mejor. Para ello, los empresarios se reunirán también hoy con la asociación que organiza este mercadillo navideño.

El principal evento cultural de las fiestas navideñas sería el mencionado concierto de Año Nuevo, con dos referentes claros: el celebrado desde 1939 en Viena, por supuesto, pero también el concierto estival que instauró Alberto Ruiz-Gallardón en la plaza Mayor en 2004 a cargo de Daniel Barenboim y que se celebró ocho años hasta que los recortes de gasto municipales lo llevaron por delante en 2012. Volvió un año después con un presupuesto más modesto: este año lo protagoniza la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. El concierto de Año Nuevo podría celebrarse o bien en la Sala de las Bóvedas de la Casa de la Panadería o bien en la plaza (en esas fechas no suele llover); se retransmitiría en todo caso por pantallas gigantes al exterior, donde caben 3.500 personas sentadas y otras tantas de pie; e incluso por televisión (los ingresos serían donados a ONG).

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