La mala suerte del palacio del Temple
El arquitecto que ganó en 2004 el concurso de reforma alerta del peligro de colapso en la obra y de destrucción de una sala del siglo XIX en la sede de la Delegación del Gobierno
El fantasma del Palacio del Temple, aquel que recorre las largas galerías del señorial edificio valenciano provocando corrientes de aire frío y cuya leyenda alimentaron durante años funcionarios y empleados públicos, ya no es el único que provoca escalofríos. Declarado monumento histórico artístico nacional y ejemplo de la arquitectura neoclásica en la ciudad de Valencia declarado bien de interés cultural, el Palacio del Temple corre el riesgo de sufrir graves daños durante el dilatado proceso de rehabilitación que se inició hace más de una década. Así lo afirma el arquitecto Carlos Meri, que en 2004 ganó el concurso de ideas y la dirección de la obra de reparación y reforma del palacio.
Meri, cuyo contrato fue rescindido el año pasado, ha alertado de que las modificaciones realizadas en proyecto de reparación y reforma de la estructura del Palacio del Temple han ignorado el estado real de la obra tras iniciarse los trabajos de demolición y existe riesgo de "colapso de la estructura en las zonas que se construyen sobre estructuras antiguas", es decir, las de la fachada recayente a la calle de los Maestres. Una situación que podría traducirse en un riesgo de destrucción, no solo en las zonas que se pretenden recuperar, sino también en las edificaciones colindantes de nueva construcción.
El Palacio del Temple, levantado entre 1761 y 1770 por orden de Carlos III tras el terremoto que asoló el viejo complejo conventual de la orden de Montesa, fue desalojado en 2010 para iniciar los trabajos de recuperación del inmueble. Sede de la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana, los trabajadores fueron trasladados provisionalmente a un edificio de la Seguridad Social en la calle de Colón de Valencia, aunque las obras llevan casi dos años paralizadas y se desconoce cuándo estará acabada la intervención.
El devenir del proyecto da cuenta de la mala suerte del Palacio del Temple. Adjudicado el proyecto en 2004, el primer concurso de adjudicación de obras fue suspendido por un defecto administrativo. Luego, ya en plena crisis de la construcción, se convocó un nuevo concurso por 10,4 millones de euros que se adjudicó en 2012 a Acciona Infraestructuras por 6,8 millones. Una cifra que representaba una rebaja del 39% del coste inicial. Un porcentaje considerado baja temeraria en el pliego del concurso pero que el Gobierno admitió tras escuchar los argumentos de la constructora.
El año pasado, el Ministerio de Hacienda decidió despedir al arquitecto que realizó el proyecto, Carlos Meri, para continuar la dirección de obra y reforma del proyecto con sus propios técnicos, pese a que los trabajos ya estaban paralizados por Acciona tras la aparición de restos arqueológicos (de la etapa árabe). La Administración se escudó en la aparición de estos elementos arqueológicos para replantear el proyecto, apartar al arquitecto y mantener a la constructora.
El arquitecto, al que le han dado audiencia para que se pronuncie sobre las modificaciones del proyecto, asegura ahora que "las soluciones aportadas carecen de fundamento" y advierte que hay errores que podrían suponer "la destrucción de una sala del siglo XIX", entre otros "errores de bulto" que pueden poner en riesgo el palacio del Temple. Y con ello, probablemente, la leyenda del fantasma.
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