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La nostalgia bien entendida pone Canet Rock al rojo vivo

20.000 personas se dieron cita en la segunda edición del festival en el siglo XXI

La Banda impossible actuó en la segunda edición del Canet Rock (siglo XXI).
La Banda impossible actuó en la segunda edición del Canet Rock (siglo XXI).CONSUELO BAUTISTA

La nostalgia puede ser un arma de destrucción masiva pero, bien utilizada, puede convertirse en los cimientos de cualquier buena edificación cultural. Así lo han entendido los responsables del nuevo Canet Rock que, después de la incierta experiencia del pasado año, no han querido prescindir del recuerdo y lo han convertido en el núcleo central de una propuesta que, prácticamente en ningún momento, ha olido a naftalina. Todo lo contrario, este segundo Canet Rock ha mirado hacia adelante pisando fuerte en el presente del pop rock catalán y de muchas inquietudes de la juventud de por aquí.

El histórico Pla d'en Sala acogió a lo largo del sábado a más de 20.000 personas, según la dirección del certamen se vendieron 19.700 entradas a 35 euros a las que habría que añadir patrocinadores, invitados, prensa, acompañantes de los músicos y los más de 1.200 empleados en la organización. Un público que no llegaba a la veintena con ganas de fiesta y reivindicación nacionalista.

El certamen se consolidó con una magnífica entrada y sin problemas destacables. Ahora habrá que ver cómo se puede ir confeccionando año y tras año un cartel multitudinariamente atractivo solo con grupos de la casa. Una vez consumidos los fuegos artificiales de la nostalgia, ese es el reto.

Esa nostalgia bien entendida fue la que ocupó toda la parte central del evento, cuando la afluencia de público fue mayor. Tras Comediants y la Dharma que montaron un personal, rítmico y colorista recuerdo al primer Canet RocK, sucedió la actuación de Josep Maria Mainat, acompañado también por Fortuny.

El tercer bloque nostálgico, pero menos, lo protagonizó La banda impossible. Esa reunión del who's who del pop rock catalán compartiendo sus propias canciones. Antes, las cosas habían discurrido mucho más tranquilas destacando la propuesta de Joan Serrat y Els Amics de les Arts con un público que cantó todas sus canciones. Ya en la recta final, con el Pla d'en Sala al rojo vivo, Catarres y Lax'n'Busto volvieron a destacar por su proximidad con el personal.

 

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