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El sueño de la capital de Estado

ERC pretende acabar el proyecto olímpico con infraestructuras de comunicación y convertir Barcelona en una ciudad sostenible

El puerto de Barcelona y Ciutat Vella con el Maresme al fondo.
El puerto de Barcelona y Ciutat Vella con el Maresme al fondo.MASSIMILIANO MINOCRI

Alfred Bosch y su equipo de arquitectos y urbanistas aspiran a redondear el proyecto olímpico, reproduciendo incluso el relato de entonces. Hace treinta años, los JJ OO eran sólo el nombre de la cosa, que no era otra que la renovación urbanística de una ciudad envejecida y abandonada. Ahora, la ventana de oportunidad para el nuevo cambio urbano se abrirá gracias a la consideración de la ciudad como una capital de estado. El plan es que la idea de la capitalidad debería hacer soñar de nuevo a los barceloneses, como ocurrió en el 92, aunque no haya ninguna previsión para construir un distrito administrativo en Barcelona, ni iconos ni pirámides, dicen, porque la intención es que la presencia institucional se descentralice por todo el país.

El nuevo Estado intuido como próximo por ERC no sólo será un factor de aceleración para las grandes infraestructuras medio dormidas como el corredor del Mediterráneo, con sus repercusiones en puerto y aeropuerto, la Línea 9 o la mejora de Rodalies, también, creen, abrirá las puertas a una nueva legislación urbanística mucho más flexible en la clasificación del suelo. Ello implicaría, la superación de las teorías vigentes de la zonificación estricta, al estilo americano (aquí se vive, allí se compra, allá se estudia), para autorizar la combinación de usos, el planeamiento en red, que abriría la puerta a la transformación en barrios de los actuales polígonos industriales sin vida durante buena parte de la jornada, como en Bon Pastor. Dicha mixtificación de usos urbanos es una de las cartas a jugar para replantear grandes áreas urbanas no solamente en Barcelona, si no en toda el área metropolitana, a través del futuro plan director urbanístico.

Los republicanos apuestan por recuperar el sentido social del urbanismo, lo que se traduce en algo así como menos concesiones al diseño de las inversiones y más atención a su utilidad social, más protagonismo de la participación ciudadana y menos relevancia de los procesos administrativos, además de perseguir la incorporación del modelo urbano en la estrategia productiva de la ciudad, asentada ésta en la investigación, el conocimiento y el valor añadido. En forma de eslogan: de la Barcelona posa’t guapa, se pasaría a Barcelona sigues sostenible. El primer gran paso, la rehabilitación del parque de viviendas para dotarlo de eficiencia energética y la primera novedad, la utilización en las obras públicas de materiales y técnicas de construcción locales. Quizás, el bordillo de granito gallego que identifica las calles barcelonesas, y cuya implantación exigen todos los distritos, tenga sus días contados.

Los republicanos quieren recuperar el sentido social del urbanismo, lo que se traduce en algo así como menos concesiones al diseño de las inversiones y más atención a su utilidad social

Con el modelo olímpico y sus áreas de centralidad de fondo, su proyecto descansa en esencia en un conjunto de intervenciones en el entorno de dos grandes circuitos urbanos de movilidad que rodean la ciudad. La definición de estos circuitos resigue el trazado de las actuales rondas de circulación, pero se pretende transformarlas hasta poderlas rebautizar como las rondas de las personas o como mínimo, las rondas del transporte público. A uno, lo llaman ARC y al otro ALA.

El Anillo de Recursos y Conocimiento responde al discurso central del candidato y a su estrategia productiva para relanzar la ciudad: la conexión de los diferentes polígonos industriales con las áreas de conocimiento e investigación ya existentes. Se trata de enlazar la Zona Franca, el puerto, el nuevo Bon Pastor y el 22@ con los equipamientos universitarios, sanitarios y de investigación del área de Collserola, pasando por el nuevo campus del Fòrum, para modificar el carácter periférico de estas zonas y fomentar la interrelación entre ellas y entre quienes trabajan en ellas. Este proyecto implica completar el trazado de las vías laterales de las rondas, la preeminencia del transporte público, la creación de una línea de autobús que circule por todo el trazado del anillo y la implantación del carril bici. La visión final debería ser la imagen de un gran anillo verde por donde pasear alrededor de Barcelona.

 El ALA, el Aparador Litoral Amplio, es un tratamiento específico del circuito global de movilidad para el frente marítimo de la ciudad: eliminar los obstáculos arquitectónicos que entorpecen la vida urbana en este sector, abrir paso a un sistema de transporte público que permita rebajar la marca de cuatro horas que invirtió el candidato para recorrer la distancia entre el Fòrum y la Zona Franca, el día que lo intentó con la oferta actual.

 Entre las diferentes intervenciones pensadas en este ámbito, dividido cuatro tramos, se contempla la creación de un camino de ronda que salga del Paralelo en dirección a El Prat, el aprovechamiento de los terrenos liberados por la estación del Morrot y, a la larga, el soterramiento del cinturón del Litoral para poder construir un paseo marítimo. En el área del Moll de la Fusta, el objetivo será el de disimular el desnivel existente entre el muelle y el paseo de Colom con un bosque urbano. En el sector de la Ciutadella, se propondrá la eliminación de las vías férreas de la estación de França y el traslado del Zoo para conseguir que el parque llegue hasta la playa de la Vila Olímpica. Finalmente, para el tramo del Besòs, se configura la apertura de un ramal de la ronda del Litoral, paralelo a la costa, hasta conectar con el paseo marítimo de Badalona. La intención final de este Aparador Litoral Amplio es la de permitir, a largo plazo, la contemplación de la llanura de Barcelona en todo su esplendor, desde Castelldefels a Montgat.

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