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La historia pesa en la papeleta

La suerte electoral en las poblacioness más importantes de los territorios vascos está muy influida por sus propios procesos anteriores

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, junto al candidato del PP a diputado general de Bizkaia, Javier Ruiz (i), pasean por las calles de Bilbao.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, junto al candidato del PP a diputado general de Bizkaia, Javier Ruiz (i), pasean por las calles de Bilbao.Luis Tejido (EFE)

La historia ha marcado los diferentes gobiernos del País Vasco desde la instauración de la democracia. La diversidad entre el resultado de las urnas de Bizkaia y Gipuzkoa así lo refleja. Mirando a las tres capitales de provincia del País Vasco, el poder del PNV en Bilbao o el bastión de la izquierda que es San Sebastián, con los fuertes matices que separan a Bildu y PSE-EE también son palpables. También es obvio el predominio de gobiernos de centro-derecha en Vitoria.

El hecho de sumergirse en los resultados de las segundas ciudades de cada provincia resulta llamativo para ver, en muchos casos, las grandes diferencias o las lógicas coincidencias con los partidos que gobiernan en las capitales. Unas diferencias que sobre todo están marcadas por la historia y la cultura. El peso de la industrialización y la inmigración que supuso este mismo hecho es uno de los aspectos más relevantes que todavía continúan influyendo en el desarrollo de los procesos electorales.

Bilbao, la capital más poblada de los tres territorios históricos, representa, desde los primeros pasos de la etapa democrática, el arraigo de las costumbres, el foralismo y el peso de la derecha tradicional vasca. El PNV tiene en la capital vizcaína su feudo, donde el PP aún tiene fuerza. Situación similar, como bien reflejan las urnas, a la que hay en Getxo, quizás la extensión del modo de vida político y social que existe en Bilbao. La tercera ciudad de Bizkaia y la quinta más poblada del País Vasco siempre se ha asociado a gente de alto nivel social y económico, similar al de parte de la población de Bilbao, donde las costumbres, la tradición y los rasgos conservadores influyen en ese poder de la derecha, encabezada por el PNV y por el PP. Aunque entre Bilbao y Getxo se encuentra Barakaldo.

Barakaldo, la ciudad más poblada del País Vasco tras las tres capitales con más de 100.000 habitantes y la que hace frente a la ideología predominante en Bilbao, se convirtió hace décadas en la abanderada del gran Bilbao industrial y de mayoría obrera. La población con más peso de la margen izquierda de la ría se vio marcada por los años de la industrialización y la inmigración. Colindante con otros barrios en los que se asentaron muchos inmigrantes que venían en busca de trabajo, Barakaldo, epicentro de la industria siderúrgica vasca, se convirtió en feudo del PSE-EE. Ahora, la llegada de Bildu en las elecciones municipales de 2011 le puede suponer al PSE-EE una amenaza de cara al futuro para mantener su mayor bastión en Bizkaia.

La industrialización ha marcado el signo de izquierdas en municipios de los tres territorios

El bastión que sí perdió frente a Bildu fue San Sebastián. Tras la hegemonía de Odón Elorza y el PSE-EE en la capital guipuzcoana, la izquierda abertzale se hizo en 2011 con la capital de la provincia vasca donde ha mandado mayoritariamente la izquierda. A excepción de Irún, donde las influencias fronterizas de Francia y una economía menos dirigida a la industria que en el resto de ciudades importantes han generado mayores igualdades entre los distintos partidos políticos, el PSE siempre ha sido dominante en un territorio obrero o más influenciado por la industria. Eibar, tan conocida en la actualidad por el fútbol como lo ha sido en el último siglo por su industria armera, es el claro ejemplo. Tras un mandato en los principios de la democracia del PNV, el PSE-EE se sentó en el poder para no levantarse ni ante la amenaza que ya supuso Bildu, segunda fuerza, en 2011.

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Donde sí se levantó y cedió el mando el PSE-EE a la izquierda abertzale fue en Rentería, la segunda ciudad más poblada de Gipuzkoa. Bildu gobierna en el municipio colindante con San Sebastián, donde los socialistas vascos sólo se hicieron con el ayuntamiento en el 2007, aún sin la izquierda abertzale en las urnas.

En Vitoria, capital, la asimetría política entre la capital y la segunda gran ciudad por población también es apreciable, como en el caso de Bizkaia. La capital de Álava, cuna del único lehendakari que no ha pertenecido al PNV, supone el refugio en tierra hostil para el Partido Popular.

Patxi López fue lehendakari en suelo alavés, pero fue la excepción en una ciudad en la que PP y PNV han liderado siempre. Pero ese fenómeno que dio tintes importantes a la vida política vasca llamado industrialización también se propagó hasta tierras alavesas. Llodio, segunda ciudad de la provincia en población y cercana a Bizkaia, se convirtió en el núcleo alavés de la época industrial. Su población, como ocurrió en muchos otros lugares de la geografía vasca, se multiplicó por diez desde 1940 hasta 1980 a causa de la inmigración y todo aquello dejó huella. La izquierda abertzale se ha disputado con el PNV el poder del municipio y ambos partidos dieron allí dos líderes políticos independentistas, de diferentes sensibilidades, como fueron Juan José Ibarretxe y el encarcelado por el caso Egin, Pablo Gorostiaga, que gobernó Llodio bajo los nombres de Gure Aukera, Herri Batasuna y Euskal Herritarrok y que ya regresado a su pueblo tras la condena cumplida.

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