El PSE supera la pesadilla Podemos
Los socialistas pelean por conseguir una rehabilitación efectiva que les haga necesarios para la suma de mayorías
El PSE-EE respira. La victoria de Susana Díaz y la consolidación siquiera temporal de Pedro Sánchez les ha levantado el ánimo ante el examen del 24 de mayo al que concurrían bajo el síndrome Podemos y sin reponerse de los últimos latigazos electorales. A diez días de acudir a las urnas, los socialistas cogen aire para rehabilitar su debilitado peso municipal y disponer así de los votos suficientes cuando el PNV les llame para provocar gobiernos de mayorías, allí donde sea menester.
En el horizonte de la convocatoria de estos comicios, Idoia Mendia se temía lo peor, y con razón. En el estreno electoral de su actual cargo le perseguía la sombra amenazadora de Podemos mientras estallaba el caso Cabieces y los compañeros de Álava seguían desnudando sus vergüenzas en la vía pública. Pero la tormenta ha amainado para su sosiego. La ambición de Pablo Iglesias se resquebrajó en Andalucía y parece evidente que Cabieces hizo su trabajo mientras Kutxabank ni siquiera lo testaba. El único desgarro se cronifica en Vitoria, donde el imparable incendio interno se propaga con la insólita adjudicación de obras de Txarli Prieto a su propia empresa.
Así las cosas, el PSE-EE cree que el viento sopla a su favor. No lo refleja ninguna encuesta, pero como antídoto más de uno de sus dirigentes recuerda que "los sondeos nunca aciertan con nosotros". Sin embargo, la excepción más reciente se encuentra en la anterior legislatura cuando las predicciones acertaron al advertir del solemne batacazo que se avecinaba. Fue tan contundente el golpe que los socialistas tratan de encontrarse al ser abandonados a la tierra de nadie, con apenas un puñado de alcaldías. Ahora intuyen, en cambio, que "los abstencionistas que nos dejaron de votar empiezan a volver".
Los socialistas buscan en campaña debatir sobre el modelo de país con el PNV
De entrada, hay coincidencia general en el "desinfle" de Podemos, su auténtica bestia negra en el reparto de posiciones de progreso, o comúnmente socialdemócratas. "No se les ve y no se les nota", recuerda un portavoz socialista. A este efecto diluido en las tres capitales vascas contribuye, según fuentes volcadas en la campaña, "la confusión creada con las siglas". En el PSE-EE destacan que "va a haber un efecto despiste muy importante" en el espacio inicialmente atribuido a Podemos y que, imaginan, les puede beneficiar. "Se va a imponer el elemento de marca conocida y ahí salimos ganando", sostienen.
Aliviados porque el mordisco electoral de Podemos será menos dañino, los socialistas enfocan su objetivo en proyectar un modelo de país, buscando el debate directo con el PNV. "Somos los únicos que lo estamos haciendo con propuestas sobre la fiscalidad, el autogobierno o la convivencia", señalan desde la dirección socialista, en un contexto electoral "sin propuestas concretas", lamentan. Sin embargo, tampoco los nacionalistas están muy interesados en recoger el guante, preocupados sobremanera por marcar perfil propio respecto de EH Bildu.
Mientras el PSE-EE se afana en acotar su propio espacio, la creencia generalizada dibuja un escenario de pactos entre socialistas y nacionalistas a partir del 24 de mayo. En el área de influencia de Mendia nadie lo niega, aunque lógicamente en las vísperas electorales solo hay sitio para una única consigna: "salimos a por todas", como admitía un candidato en San Sebastián tras asistir este martes al acto liderado por Pedro Sánchez.
De momento en la otra orilla los nacionalistas cruzan los dedos para que los socialistas les aporten la suma suficiente de escaños. En un escenario sin mayoría absoluta alguna los pactos se antojan como herramienta determinante en cada una de las instituciones para el arranque de la legislatura. Ahora bien, desde el PSE-EE reprochan al PNV que "al principio fueron a por nosotros y ahora se dan cuenta de que les podemos servir en más de una institución".
El PSE-EE cree que Podemos pagará la confusión sobre sus marcas electorales
Bajo esta sombra pactista, EH Bildu y PP están llamados a ser los principales damnificados por el más que previsible entendimiento PNV-PSE. En Vitoria, las conversaciones son "más que frecuentes" entre ambas formaciones aunque los cálculos nacionalistas pasan por la suma de cinco concejales socialistas, uno menos de los actuales. A nivel de la Diputación, en cambio, los réditos del PSE-EE se antojan escasos porque temen un castigo severo lejos de la capital. Los propios socialistas coinciden en que el PNV puede destronar al PP en las dos instituciones.
Es en Gipuzkoa, a su vez, donde el entendimiento parece predestinado bajo la común pretensión reconocida por ambas partes de provocar un cambio de gobierno. En EH Bildu creen que "el PSE-EE lo ha vendido muy barato" al considerar en el inicio de la campaña que se da por satisfecho con la revocación abertzale. Denis Itxaso, candidato a diputado general de este territorio, admite la voluntad de desbancar a la coalición soberanista pero lo hace en su afán de que la ciudadanía no sigue perdiendo más oportunidades y que se disponga de un clima de entendimiento ahora imposible.
Tampoco los socialistas pretenden ahora ir más allá de ser "útil" en gobiernos de cambio, conscientes de su débil punto de partida. Asumen que les resulta "complicado" aumentar la nómina de alcaldías y que su condición de necesarios proyecta una imagen de progresiva recuperación. Ahora bien, nadie se atreve a decir si su renovado entendimiento con el PNV les garantiza un buen resultado en las próximas autonómicas. De momento, se dan por satisfechos al acabar con la pesadilla de Podemos.
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