Madrid acaba en Olavide

1. Plaza de Olavide. Cuando llegué a Madrid, hace 10 años, me dije: “Quién pudiera tener un pisito aquí, con esta vista”. Ahora vivo cerca. Aquí no oyes coches, estás en medio de la ciudad pero también estás alejado. Cuando no era padre, me gustaba tomar cañas en las terrazas. Ahora traigo a mis hijos para que jueguen. Mi Madrid empieza y acaba aquí. Es el patio de mi casa.

 2. Calle de Álvarez de Castro. Está en el centro de Chamberí, pero más humanizada que las demás: aceras más anchas, menos coches, gente del barrio. Es el patio de recreo de los treintañeros y cuarentones de la zona. Ahí está una de las fruterías más míticas de la ciudad: El Colmenero (en el número 9). No vas a comprar fruta, vas a charlar y a reírte. Sensación de barrio.

3. Instalaciones deportivas del Canal de Isabel II. Me permite hacer ejercicio cerca de casa, cosa que me gusta. Aunque me gustaría más si hubiesen respectado el plan original y no se hubiera convertido en golf, minigolf, pádel y fútbol a precios desorbitados (avenida de Filipinas, 54).

4. Barrio de Hortaleza. Tengo buenos amigos y me recuerda al barrio donde me crié, As Travesas, en Vigo. Son las mismas calles, la misma arquitectura, la misma gente, los mismos bares donde te pones hasta arriba por 10 euros. Un barrio obrero, fuera de la M-30, de donde salió Luis Aragonés. Me siento como en casa.

5. La Casa de Campo. Muchos domingos me saca del apuro de no saber qué plan hacer. Me encanta comer un churrasquito en los restaurantes que hay alrededor del lago. A menos de 15 minutos en metro, antes llevaba unos litros de cerveza con los amigos; ahora paseo y juego a la pelota con los críos.

6. La terraza de la Casa de Granada.La primera terraza que visité en Madrid y me reveló que aquí se toman cañas y copas en los áticos. En Vigo no es habitual, no conocía eso. Luego visité otras, pero para mí la primera y la más original siempre será esta, con sus vistas a Tirso de Molina (Doctor Cortezo, 17).

7. Mercado de San Antón. Me gusta como ha quedado. Ha sabido renovarse para no morir, manteniendo la esencia. Abajo ves buenos productos y puedes hablar con los comerciantes. Arriba es más moderno: pasteles en el Delicius Coffee, picar algo en el Sushi Market o subir a la terraza, que tiene un ambientazo tremendo (Augusto Figueroa, 24).

8. Casa Fidel. Para mí era un sustituto de El Bocho, donde comía como en casa de mi abuela. La señora me trataba como a un nieto, y cualquier día entraba Aute como por su casa. Pero cerró, así que ahora voy a Casa Fidel, donde es obligatorio tomar, los jueves, su cocido (Escorial, 6).

9. Sala Joy Eslava. Voy a los conciertos y aquí vi uno de los mejores de mi vida, el de Toundra. Pero también frecuento otras salas como Caracol, Gruta 77, Arena, Costello, Café La Palma. La posibilidad de ir a conciertos es lo que más me flipa de la capital (Arenal, 11).

10. La sierra. Siempre que puedo me escapo a la sierra. A lugares como La Pedriza, como ejemplo de esa naturaleza loca que por allí se da, o pueblos como Patones de Arriba o Pedraza, que me flipan. Y en Guadalajara, la ruta de la Arquitectura Negra.