Gil afirma que a ningún bilbaíno se le cortará el agua o la luz

El candidato del PSE-EE a alcalde de Bilbao, Alfonso Gil, ha asegurado este lunes que si accede al cargo "no habrá desahucios" en la capital vizcaína y que "a ningún ciudadano se le cortará el agua, la luz o el gas" en situaciones de pobreza energética.

En un acto de precampaña celebrado en el Arenal bilbaíno, Gil se ha comprometido a comparecer como alcalde todos los años en una "asamblea abierta" a los vecinos, así como a elaborar una nueva ordenanza de "convivencia", a crear una concejalía específica de empleo y a constituir un "Bilbao Ría 2000 municipal".

En alusión al PNV, Gil ha asegurado que en esta campaña no se le oirá decir que la cosas se han hecho "fatal" en los últimos cuatro años, porque sería "faltar a la verdad", pero ha considerado que "los que presumen de buena gestión, no lo ha hecho tan bien".

Al presentar las "líneas maestras" de su programa, Gil se ha marcado el objetivo de "cambiar el modelo económico y social" de la villa y ha afirmado que su "prioridad" será la creación de empleo, para lo que multiplicará "por cinco" el presupuesto dedicado hasta ahora a esta materia.

Gil ha considerado necesario "reindustralizar" Bilbao

El candidato socialista ha considerado necesario "reindustralizar" Bilbao, ya que el 90 % de los trabajadores de esta ciudad afiliados a la Seguridad Social pertenece al sector servicios, y ha señalado que si llega a la alcaldía creará una concejalía de promoción económica y empleo.

Ha dicho que también es preciso "relanzar y modernizar" el sector servicios, para lo que ha defendido los acuerdos con hosteleros y comerciantes, y ha defendido la creación de "ventanillas únicas" para reducir los trámites burocráticos.

Para conseguir un "nuevo modelo social", Gil se ha comprometido a que en Bilbao "no habrá desahucios" de viviendas, tras criticar que haya habido "gente desamparada a la que se ha mandado a vivir en los cajeros" por parte de unos bancos que han recibido miles de millones de euros para su rescate financiero.

Ha subrayado que es necesario "solucionar de raíz" el problema de la pobreza energética, por lo que ha asegurado que, en caso de llegar a la alcaldía, "a ningún ciudadano se le cortará el agua, la luz o el gas".

Gil ha dicho que no puede ser que el Ayuntamiento de Bilbao tenga 58 millones de euros en las arcas municipales -el remanente de tesorería tras la liquidación de las cuentas de 2014- mientras hay "desempleo, desahuciados o gente que vive como en una cueva".

Se ha fijado también la meta de conseguir una ciudad "igualitaria, integradora y diversa", al entender que el gobierno municipal del PNV ha adoptado en el último mandato tesis "más de derechas", con las cortapisas que ha puesto a los centros de culto, "al diferente".

Tras considerar que PNV, PP y EH Bildu se han querido "cargar" la sociedad interinstitucional Bilbao Ría 2000, Gil ha propuesto la creación de un organismo similar de carácter municipal para seguir desarrollando el urbanismo de la ciudad.

Ha prometido también tomar medidas para que no haya como ahora "mayores abandonados a su suerte" y ha anunciado que como alcalde multiplicará "por tres", hasta los 10 millones de euros, las inversiones para facilitar la accesibilidad a los barrios altos de Bilbao.

Gil ha adelantado que en su primer año de mandato como alcalde elaboraría una nueva "ordenanza de convivencia, civismo y uso del espacio público", tras opinar que el proyecto de policía de proximidad impulsado por el PNV "se ha caído", y ha anunciado que creará un cuerpo de agentes de movilidad, de apoyo a la guardia urbana.

Como regidor de la capital vizcaína, Gil comparecería todos los años en una "asamblea abierta" para escuchar la opinión de los vecinos, articularía un "turno ciudadano" en los plenos del consistorio y tomaría medidas de transparencia para que los ciudadanos conozcan la "trazabilidad" del dinero público, "desde que entra hasta que sale".

Gil ha especificado que su partido ha recibido 3.000 propuestas a su "programa abierto" y ha avanzado su intención de llevar a cabo una campaña electoral "limpia" y sin "marrullerías".