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Sant Jordi quiere recuperar su caballo

Tras seis años de caída del sector, libreros y editores esperan que la fiesta del libro facture este año un 5% más y alcance los 20 millones de euros.

Carles Geli
Un puesto de libros en Barcelona durante Sant Jordi el año pasado.
Un puesto de libros en Barcelona durante Sant Jordi el año pasado.Juan Barbosa

Todo a punto y con los mejores augurios: en principio, habrá buen tiempo; en Cataluña, sólo contabilizando los oficiales avaladas por el gremio habrá 315 tenderetes (138 en Barcelona ciudad), amén de las espontáneas; la presencia de escritores estelares de talla mundial como Ken Follet y James Ellroy es de las más concurridas que se recuerda y, por vez primera desde 2008, previsiones al alza: un 5% de crecimiento, que de confirmarse elevaría las ventas a los 20 millones de euros, resultado de la facturación de dos millones de ejemplares, según cifras del Gremio de Libreros. Esas son las coordenadas con las que Cataluña vivirá dentro de unas horas la festividad de un Sant Jordi que hace ahora 20 años fue declarado Día Mundial del Libro.

Sant Jordi parece haber puesto de nuevo un pie en el estribo tras quedar descabalgado hace seis años, fecha desde la que el sector había acumulado una caída del 35% de sus ingresos. El primer trimestre de este 2015 ya se ha saldado con crecimiento cero. Un éxito si se tiene en cuenta que el año pasado, por estas mismas fechas, el descenso era casi de un 5%. “En el primer semestre de 2014 la caída era de un 8%; al acabar fue ya sólo de un 4% gracias a una notable campaña de Navidad y ahora, en el primer trimestre de 2015, las ventas han empezado a dejar de caer; esperamos que Sant Jordi consolide esa tendencia”, apunta el presidente de la Cámara del Libro de Cataluña, Patrici Tixis.

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“Empezamos a remontar”, resume feliz el presidente del Gremio de Libreros de Cataluña, Antoni Daura, que fija las ventas de la diada del año pasado en 19,2 millones de euros tras facturar 1,47 millones de ejemplares. Y es que para los libreros, en una tendencia cada vez más acusada a que las ventas se focalicen en determinadas campañas del año, el Sant Jordi es vital: en un día se juegan una media de un 8% de su facturación anual, en una horquilla que oscila, yendo mal las cosas, entre el 5% y el 10% que pueden alcanzar algunos establecimientos. Una peligrosa locura.

Quizá porque el tramo perdido es inmenso pero se albura un brote verde, el sector ha redoblado esfuerzos e iniciativas de toda condición. Así, ha llegado a un acuerdo con la automovilística Renault para que patrocine las bolsas en las que se depositarán los libros que se compren durante la jornada, a la vez que la Cofradía del Cava ofrecerá degustaciones a todos aquellos que hayan adquirido un ejemplar en los tenderetes de librerías agremiadas.

El gran empujón, claro, lo han dado los editores, que han convocado a sus mejores espadas, que no han dudado en traer incluso del extranjero. Fruto de esa estrategia, este año se producirá una concentración de megaestrellas foráneas como nunca se había visto en un Sant Jordi. Entre los cerca de 300 escritores que, al menos, se calcula que estará firmando ejemplares de sus novedades en Cataluña estarán los internacionales Ken Follet, James Ellroy, John Banville (encargado, además, de hacer el pregón inaugural), Jo Nesbo, Petros Márkaris y Mari Jungstedt, entre muchos otros. A ellos se unirán un sinfín de autores domésticos (desde Enrique Vila Matas o David Trueba a Dolores Redondo y María Dueñas) y, por descontado, numerosos autores mediáticos, ya habituales, si bien este año también más numerosos y visibles: Andreu Buenafuente, Mónica Carrillo, Antonio Lobato, Boris Izaguirre, José Corbacho, El Gran Wyoming…

Tal catálogo de nombres no hará este año más que potenciar la aglomeración de público que de natural ya genera la Diada en el centro de Barcelona y que, de manera tácita, empieza a ser en los últimos años un tema de preocupación para el Ayuntamiento de la ciudad. “Desde que la literatura catalana fue la invitada en la feria de Fráncfort en 2007 y el incesante incremento del flujo turístico, la jornada se ha masificado y puede morir de éxito; la proliferación de escritores extranjeros conocido o no, es un reflejo de ello”, apunta Marià Marín, secretario técnico del gremio de libreros. Ese tirón tiene, cuestiones económicas de lado, un efecto propagandístico a nivel internacional que explica que el comité de la candidatura que prepara Barcelona para poder ser declarada Ciudad Literaria este otoño por la Unesco tenga la jornada como uno de sus grandes argumentos emocionales. El gremio de los libreros ha manifestado ya su apoyo a la propuesta.

En cualquier caso, el Consistorio, con la ayuda de los libreros, intenta atajar tácitamente la situación procurando esponjar sutilmente la festividad de Sant Jordi potenciándola por más áreas de Barcelona. Por un lado, desplazando ligeramente hacia la zona baja y más ancha de la carismática La Rambla a aquellos puestos y tenderetes que pertenecen a formaciones políticas y sociales. Por otro, consolidando nuevos escenarios, como el espacioso paseo de Sant Joan (que este año dobla propuestas librescas y actividades de tipo infantil para reconducir al público más familiar a esa zona más descongestionada) o, incluso, fomentando la concentración de libreros de barrio en lugares carismáticos de los diferentes distritos, como ya empieza a ocurrir en Gràcia o Ciutat Vella.

El optimismo ha llegado, incluso, a los productores de rosas, el otro icono de la jornada junto al libro: llegadas en un 85% de fuera de Cataluña (mayormente, de Ecuador y Colombia, pero incluso de Kenia y Etiopía), el sector espera que se vendan casi siete millones de unidades de todos los colores y tipos. Pero la más demandada (ocho de cada diez) seguirá siendo la clásica e iconográfica rosa roja. Hay tradiciones que no deben perderse. Y, entre ellas, mejor Sant Jordi encima del caballo.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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