La víctima mortal, un sustituto que llevaba dos semanas
Padres y alumnos se concentran a las puertas del instituto Joan Fuster de Barcelona donde esta mañana un estudiante ha matado a un profesor
Abel Martínez Oliva llevaba apenas dos semanas en el IES Joan Fuster. Sustituía a otra profesora. Estaba en plena clase de sociales, explicando los Reyes Católicos ayudándose de un power point a los alumnos de Segundo C, cuando pasadas las nueve de la mañana se han oído gritos procedentes de la clase de Segundo B. Ha sido al salir al pasillo cuando el maestro ha sido apuñalado por un alumno de 13 años de la clase contigua armado con una ballesta, un puñal y una pistola de balines. "Se ha desplomado en el acto", explicaban dos de sus alumnos. Acababa de herir a otra profesora y a su hija, también alumna del centro.
"Simpático", "buen tío", "muy majo" y con parecido físico a "Iker Jiménez, el de Cuarto Milenio", así describían esta mañana los alumnos del IES Jaume Fuster al profesor fallecido. Apenas le conocían porque llegó hace quince días al centro. Horas más tarde, los compañeros del maestro salían del centro para entregar las mochilas a los alumnos visiblemente emocionados. La presidenta de la AMPA, Mercè Sunyer, ha querido lanzar tres mensajes: "Ha sido un hecho aislado, el instituto tiene cero conflictividad y apoyo total al claustro y al resto de la comunidad educativa".
Martínez Oliva tenía 35 años y era originario de Lleida. Llevaba varios años trabajando como profesor sustituto en diferentes centros de enseñanza secundaria la mayoría de ellos en la provincia de Barcelona. Entre los centros donde había hecho sustituciones de larga duración destaca un instituto de Manresa. Tras acabar la carrera y aprobar el curso de actitud pedagógica llevaba muchos años en las listas, siempre de la provincia de Barcelona, saltando de centro en centro cuando los institutos tenían necesidades por las bajas de los titulares.
El suceso ha puesto en el mapa mediático la plaza que hay detrás de San Joan Bosco, la iglesia puntiaguda que mira a la Meridiana de Barcelona, en el barrio de La Sagrera. La tranquila plaza se ha llenado de alumnos del instituto, padres y madres, ambulancias, Mossos d'Esquadra, personal de emergencias sociales del Ayuntamiento de Barcelona e incontables cámaras de televisión.
Tras el incidente, la dirección del centro ha hecho sonar la alarma de emergencia y ha concentrado a todos los alumnos en el patio. Muchos han pensado que se trataba de un simulacro. De ahí han salido a la calle media hora después. Han salido todos menos los de la clase del agresor, Segundo B, que han permanecido un par de horas en el centro hasta que han sido trasladados en autobús a una comisaría para facilitar su testimonio a los investigadores.
Àngel Ros, alcalde de Lleida la ciudad natal de Martínez Oliva, ha decretado un día de luto oficial en el municipio por la muerte del docente. Una patrulla de los Mossos d'Esquadra, dos ambulancias y un equipo de atención psicopedagógica han acudido esta mañana al piso donde viven los padres del profesor en el número 8 de la calle Vilaller del barrio de Cappont para comunicar la desgraciada noticia. El director de los Servicios Territoriales de Enseñanza en Lleida, Miquel Àngel Culleres y el alcalde, Àngel Ros, han visitado a los familiares de la víctima. El Paer en Cap ha puesto a disposición de los familiares de la víctima los servicios municipales y sociales de la ciudad para "lo que puedan necesitar".
Los familiares angustiados llegaban con cara de susto a la plaza. "Benditos móviles, han llamado al minuto", explicaban los padres. Por una vez, aplaudían la existencia de los aparatos que acaparan la atención de los chavales. Los familiares de los compañeros directos del agresor esperaban tras el cordón policial con nervios contenidos. Sabiendo que sus hijos estaban bien, pero sin haberles visto todavía.
El instituto, con 450 alumnos y unos 45 profesores, tiene cinco plantas, por lo que la mayoría de los estudiantes han sido ajenos al ataque. Durante la mañana han permanecido en la plaza esperando para recoger sus mochilas, que finalmente han sacado los profesores. Hasta que han comenzado a llegar familiares, nadie les ha atendido y han explicado sus impresiones a la prensa. Televisiones incluidas, lo que ha originado momentos de tensión con algunos padres.
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