Fernández reduce los pagos a Cabieces a un duelo personal con Villalabeitia
"Me engañó y yo no olvido”, dijo el expresidente de Kutxabank sobre su sucesor
Mario Fernández, expresidente de Kutxabank, redujo ayer a un duelo personal con su sucesor, Gregorio Villalabeitia, — “me ha engañado y no lo voy a olvidar”, advirtió— la esencia de sus declaraciones ante la juez que sigue la causa por el pago de 243.592 euros al exdelegado del Gobierno Mikel Cabieces mediante una iguala que el banco vasco mantenía con el despacho de Rafael Alcorta, en Bilbao.
Fernández, con un “cabreo king size (gigante)”, ahondó así en la brecha abierta tras su comparecencia ante la fiscal de Bizkaia, Carmen Adán, hasta el punto de confirmar que “emprenderá medidas cuando esto acabe”. Así, tensa sobremanera la situación en un momento especialmente delicado para el futuro inmediato de Kutxabank, persuadido, además, de que hay “una caja de brujas” contra él.
Como ya hizo el pasado 6 de febrero, también ayer Fernández señaló a Villalabeitia por su deslealtad al no advertirle durante un encuentro personal de la existencia de una auditoría y de que iba a presentar una denuncia por estos pagos irregulares y a pesar de que el expresidente asumió la devolución íntegra de la cantidad cobrada por Cabieces para así evitar quebranto económico a la entidad. “Aquí se ha puesto en cuestión mi honor y es lo único que tengo, conseguido a base de estar trabajando desde hace más de 40 años”, advirtió. “Yo no voy dejando heridos por el camino”, remarcó para afear más aún la actuación de Villalabeitia.
Pero en su comparecencia, Fernández también dejó en una incómoda posición a Alcorta al admitir que “Kutxabank no ha pagado ni un solo euro al señor Cabieces”. En esa línea, añadió que “Alcorta ha cobrado las minutas correspondientes a Kutxabank y, en consecuencia, la afirmación de la que se parte de que se han pagado cantidades por servicios no prestados es absolutamente falsa”.
Rafael Alcorta se ha negado a contestar al fiscal y a Jone Goirizelaia
Alcorta, de hecho, fue el imputado que permaneció ayer durante más tiempo ante la juez. Medios judiciales lo consideraron “lógico” ya que no había comparecido ante la fiscal y por eso obligó a que el interrogatorio fuera mucho más amplio que el realizado en los turnos siguientes a Fernández y Cabieces, quienes evidentemente se ratificaron en sus anteriores declaraciones. Bajo la defensa del abogado bilbaíno Javier Beramendi, el dueño del despacho para el que trabajó Cabieces se negó a contestar, sin embargo, a las preguntas del fiscal y de la letrada abertzale Jone Goirizelaia, que representaba a la acción popular ejercida por varios sindicatos, entre ellos LAB.
Fernández recordó precisamente que la fiscal no hubiera llamado a declarar a Alcorta a partir de la denuncia presentada por Kutxabank. “Era el que emitía las facturas sobre las que puede existir la duda. Ahora le ha llamado la jueza”, recordó con lógica intención tras admitir que ha visto un informe de auditoría en el que se parte del hecho de que se han pagado “cantidades que no corresponden a servicios”.
Con todo, el expresidente de Kutxabank reconoció que había ayudado a encontrar a Cabieces “a principios de 2012” una “salida profesional absolutamente legítimo y no irregular” tras abandonar su último cargo institucional. Eso sí, indicó que se había limitado a “pedir que se analizara si era posible encontrar un puesto de trabajo” para un exdelegado de Gobierno por unas “circunstancias relevantes”.
A partir de ahí, Fernández dijo desentenderse de la situación. “La siguiente intervención mía fue en octubre o noviembre de 2014 cuando la gente que depende de mí me propone que se concluya esa relación. En el medio no he tenido que ver nada”. Y apuntó en otra dirección: “ese es un tema de la dirección de Recursos Humanos, que lo gestiona como debe ser”.
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