De fábrica de ascensores a espacio para el arte escénico
Abre en Poble Sec Hiroshima, sala de música, teatro y bar
Un nuevo espacio independiente para la escena contemporánea, Hiroshima, ha alzado el telón en el barrio del Poble Sec. El local se ubica entre los números 61 y 67 de la calle Vila i Vilà, a pocos metros de la sala Apolo, en lo que décadas atrás fue una fábrica de ascensores. El edificio tiene 850 metros cuadrados y las obras de reforma se han prolongado durante dos años. La fábrica ha quedado reconvertida en una sala para artes escénicas y danza provista de 130 butacas — hay luz natural—, un bar-restaurante con una carta de cócteles y tapas, y un tercer espacio que será una sala de conciertos con capacidad para 200 personas. Esta última zona empezará a funcionar el año que viene.
Hiroshima nace del sector privado y su director artístico es Gaston Core, de Buenos Aires, exbailarín, actor e impulsor de la compañía La Zoológica. Él será la cara visible del proyecto porque la fundadora y mecenas de Hiroshima, una misteriosa bailarina de la compañía de Ballet Experimental de l’Eixample que triunfó en los años setenta y ochenta, prefiere quedar en el anonimato. “Es una persona muy discreta, ha decidido mantenerse al margen”, afirma Core, quien tampoco especifica la inversión realizada en el local, aunque detalla que han recibido “una pequeña” ayuda del Institut de Cultura de Barcelona (ICUB) de 54.000 euros. Cada una de las salas tiene una entrada propia desde la calle, aunque después todos los espacios están conectados. Los camerinos fueron un refugio antiaéreo.
El nombre del proyecto lo escogieron por la sonoridad y fuerza que transmite la palabra Hiroshima, narra Core, y la ubicación del local la eligieron porque creen que su “público objetivo se encuentra en el barrio del Poble Sec”. La programación se centrará en las artes del movimiento, las nuevas dramaturgias, el circo contemporáneo y la música en vivo. Muy en la línea del Antic Teatre.
La agenda planeada hasta junio empezó a andar el jueves con Site specific, de la austriaca Alina Stokinger, una performance-instalación de Erre que Erre y un concierto visual de Pola Tog. La norma es el riesgo, potenciar artistas emergentes europeos y trabajar con nombres ya consolidados que exploran nuevos lenguajes, desgrana Core.
El director artístico pone como ejemplo la programación de la sala de artes escénicas, que se iniciará este viernes con Notion: Dance Fiction. A Lecture Performance, una revisión de la historia de la danza aplicada a la tecnología y realizada por el singapurense Choy Ka Fai. Cuenta con la participación de la bailarina Sonia Gómez. “Él siempre escoge una artista local y ensaya con ella una semana”, explica Core. Después, el 24 de abril Núria Guiu estrenará Portal, que mezcla la danza con videoproyecciones. El montaje está concebido como “una entrada hacia un lugar desconocido” en la que se abordan temáticas tan dispares como la ciencia ficción, los relatos de fantasía y las teorías cuánticas. Core ha bautizado a Guiu como “artista Hiroshima” porque cree que representa los valores de la sala y porque sus responsables quieren “respaldar el trabajo de las compañías emergentes”. Un día después de la actuación de Guiu, Bradien y Eduard Escofet presentarán su nuevo disco, Escala. A finales de abril y durante el mes de mayo Ernesto Collado y Piero Steiner llevarán al teatro Constructivo, un manifiesto crítico con la arquitectura moderna en el que encarnan a dos trabajadores de este sector en crisis.
Hiroshima arranca con un equipo de cuatro empleados y, aunque Core no quiere dar a conocer el presupuesto anual, asegura que la intención es iniciar su proyecto con prudencia. Para los próximos meses la sala tiene colaboraciones pactadas, detalla, con el Festival Grec, La Fira de Tàrrega (albergará una obra de Teatro de Cerca y Vaca35), el Sismògraf de Olot, el TNT de Terrassa y el Fire! de Barcelona.
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