Tres enamorados de la montaña
El inspector y el abogados fallecidos y el agente que ha sobrevivido, expertos espeleólogos
Les unía la pasión por la montaña. Los tres espeleólogos españoles accidentados en Uarzazate (Marruecos) eran expertos deportistas y llevaban más de un año preparando el viaje. Solo el proyecto básico contaba con medio centenar de folios. Gustavo Virués fue el primero en morir y este domingo falleció su compañero Juan Antonio Martínez. El único superviviente, Juan Bolívar, se recupera en un hospital del país norteafricano.
José Antonio Martínez, un padre y agente ejemplar
José Antonio Martínez, de 41 años, casado y con un niño y una niña, era inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía. Natural de Granada y residente en Almería, tenía tres grandes pasiones: su familia, la montaña y servir a los demás. Esta última vocación ha llevado a su viuda, Julia Ordóñez, a lamentar especialmente la falta de ayuda tras el suceso. “Después de dejarse la piel por todos y una vida de entrega como policía, no hay derecho a que, cuando lo ha necesitado, no lo hayan ayudado a él”, comentó Ordóñez, funcionaria de la Agencia Tributaria.
Este agente sobrevivió inicialmente a la caída, pero no ha podido sobrevivir a las heridas sufridas en la cabeza y en una pierna, pese a su excelente condición física. "Era muy querido, un gran compañero y muy buena persona", relató un compañero de Almería.
Este deportista, que estudió Empresariales en la Universidad de Granada, estuvo destinado en Tarragona durante dos años y se trasladó a Almería, donde formó parte de la Policía Científica durante "aproximadamente un año" antes de pasar a formar parte de la Brigada de Extranjería.
Martínez detallaba sus expediciones con total precisión. Elaborar la hoja de ruta de esta expedición les llevó un año y no dejaba nada a la improvisación. El presidente del Centro Excursionista Andarax, al que José Antonio Martínez estaba asociado desde 2014, ha explicado a Efe que éste era un "experimentado" montañista, "muy fuerte y muy preparado técnicamente" . "Era una excelente persona, y sobre todo dedicado, jovial, lo hacía todo con mucho agrado", según el presidente del centro Andarax, dedicado fundamentalmente a actividades de senderismo, aunque también organizaba otras de alta montaña y escalada.
Juan Bolívar, un jugador de rugby amante de la escalada
Juan Bolívar, natural de Granada y de 27 años, también es policía y otro enamorado de la montaña. Este miembro de la escala básica del Cuerpo Nacional de Policía ha sido el único superviviente y también cuenta con una excelente condición física. Como su compañero José Antonio Martínez, trabaja en Madrid desde hace más de tres años y es jugador del Alcobendas Rugby C.
Bolívar, el más joven de los tres deportistas accidentados, se encuentra hospitalizado en la clínica Chifa de Uarzazate y fuera de peligro. “Necesita descanso, recuperarse de la hipotermia y de una situación personal importante porque ha visto morir a sus compañeros de expedición”, relató el portavoz de la Federación Andaluza de Espeleología, José Enrique Sánchez.
El entrenador del Alcobendas Rugby C, Santiago Fernández, ha relatado a Efe que Juan Bolívar es un joven deportista "físicamente muy fuerte", lo que seguramente le habrá ayudado a soportar varios días hasta que ha sido rescatado. El policía se inscribió en el Alcobendas Rugby hace unos tres años, cuando fue trasladado desde Granada a Madrid, porque quería probar este deporte junto a otros compañeros y usarlo como parte de su entrenamiento para su trabajo y la espeleología.
"Es un tío estupendo, una persona muy querida, amigo de todos", ha dicho el entrenador, que ha subrayado que Juan Bolívar "siempre estaba dispuesto a entrenar, a jugar y a tomar algo" y "encaja muy bien con el espíritu del rugby".
Apasionado de la aventura que soñaba con el viaje al Atlas
Gustavo Virués combinó sus labores de abogado y agente inmobiliario con su pasión por la aventura. Por eso creó la asociación Bahíanatur y, tras organizar viajes en otros países como Islandia y experiencias para deportistas en la provincia de Cádiz, su gran idea para este año era el Proyecto Atlas 2015, el que iba a posibilitar a los participantes un viaje por cumbres, ríos y gargantas en las montañas marroquíes. Allí es donde encontró la muerte.
Virués, de 41 años, se había criado con sus padres y tres hermanos en Chiclana (Cádiz). Allí se aficionó a los deportes acuáticos y al skate. Se hizo pronto con el dominio del kayak y, desde muy joven, mostró gran interés por la espeleología y el descenso de ríos. Su afición la combinó con los estudios de Derecho en la Universidad de Granada. Se casó y tuvo dos hijos.
Antes del accidente ya había alcanzado gran experiencia. “No era un novato”, insisten sus familiares y allegados, conmocionados por su muerte. En Internet ha quedado el rastro de su pasión por los viajes. Por ejemplo, el que emprendió en 2009 a Islandia con un grupo de familiares y amigos. U otro más reciente a los Pirineos. En esos vídeos también se le ve cruzando las montañas de la sierra de las Nieves o practicando barranquismo en los acantilados de la Breña, en Barbate.
Uno de sus proyectos más ambiciosos era el Proyecto Atlas 2015, la expedición con destino en las montañas marroquíes. El 28 de marzo Gustavo Virués colgó en las redes sociales de su asociación el mensaje: “Ya ha comenzado la aventura”. Entonces muchos amigos le animaban y le deseaban suerte. Hoy lloran la pérdida, la tragedia de esta aventura interrumpida.
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