Homenaje a las víctimas de Girona, Olot y Banyoles
Diez personas de la provincia fallecieron en el siniestro
Los crespones negros presidieron los edificios oficiales de varios municipios de la provincia de Girona. Diez gerundenses fallecieron en el avión que nunca llegó a Düsseldorf. Casi todas las víctimas eran empresarios o empleados del sector alimentario que viajaban a la Feria Anuga Food Tec, que se celebra en Colonia. Ayer los Ayuntamientos de Girona, Olot y Banyoles, de donde eran la mayoría de fallecidos, les rindieron homenaje.
Unas 600 personas participaron en un minuto de silencio en recuerdo de las tres víctimas de Girona. Jordi Mujté, hijo de un ingeniero que colabora con el Ayuntamiento, tenía 35 años y volvía a Düsseldorf, donde trabajaba en una empresa de energía fotovoltaica. Pere Daunis, de 42 años, nació en Viladamat pero vivía en Girona.
También residía en la ciudad Anna Surribas. Tenía 36 años, nació en Olot, estudió Ingeniería Química en Barcelona y allí conoció a su marido. Tienen una niña de dos años. Era encargada de control de calidad de BDF Natural Ingredients. Surribas viajaba con Sandra Arribas, responsable comercial y de exportación de BDF. Ella era de Campdevànol (Ripollès), pero hace unos meses se fue a vivir junto a su marido y sus dos hijos a Sant Gregori (Gironès).
Silencio en Olot
En Olot, medio millar de vecinos siguieron el minuto de silencio y el alcalde, Josep Maria Corominas, recordó a Surribas y otras tres víctimas de la localidad, Ariadna Falguera y Mireia Serrat. Esta última nació en Olot en 1972 y era madre de una hija. Estudió Económicas y era la responsable comercial de exportación en Inoxpa, de Banyoles. Viajaba por el mundo por trabajo. Serrat volaba a Düsseldorf con Maria Lluïsa Romans, la mujer del director general de Inoxpa. Esta vivía con su marido en Porqueres. Precisamente, iba a la ciudad alemana a encontrarse con su marido, que había ido de viaje a Asia.
También viajaban en el avión de Germanwings Àngel Muntaner y Josep Borrell. Ambos sexagenarios eran amigos y colaboradores. Muntaner era vecino de Amer y uno de los tres socios de Dinox, de Cornellà del Terri. Hacia 27 años que dirigía la empresa, estaba casado y tenía dos hijos. “Era una persona muy valiente y trabajadora, un buen jefe”, asegura un buen amigo. Borrell era de Anglès y dueño de Jo-bex-man, SL, de la Cellera de Ter, aunque estaba a punto de jubilarse.
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