La penetrante mirada de Yan Pei-Ming
El CAC Málaga acoge la primera exposición del artista chino en España
El artista chino Yan Pei-Ming (Shanghai, 1960) vio cumplido este viernes uno de sus sueños de juventud: exponer en España. Pei-Ming, que desde hace más de tres décadas reside y trabaja en Dijon (Francia), acariciaba este sueño desde que siendo joven recibió clases de un artista catalán, quien le motivó para adentrarse en la historia de la pintura española. De sus frecuentes visitas a los museos españoles le quedó la fascinación que siente por algunos de los grandes maestros, como Goya, Velázquez o Picasso, cuya obra siente suya.
A Pei-Ming se le veía inmensamente satisfecho este viernes en la inauguración de su exposición No comment en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC), muestra que reúne 27 obras de gran formato en las que aborda temas recurrentes en su producción, como la muerte, la religión, la guerra o el sufrimiento.
Pei-Ming consiguió el reconocimiento internacional con sus retratos (autorretratos y retratos de Mao) realizados con una sobria paleta de colores (blanco, negro y rojo) que impactaron por su sugerente equilibrio entre figuración y abstracción. Y es precisamente su faceta como retratista la que más explota en esta exposición.
Grandes retratos de Picasso, de niño y ya anciano; de Vladimir Putin, de los papas Ratzinger y Francisco y una serie dedicada a versionar el famoso retrato del Papa Inocencio X pintado por Velázquez conviven con otros retratos de personas anónimas, como los de unos niños supervivientes de la guerra que piden ayuda o el rostro de un asesino en serie.
“A través de la mirada uno puede saber todo lo que vive el hombre”, afirma Yan Pei-Ming delante de uno de esos retratos, frente a los cuales el espectador no puede evitar que sus ojos confluyan con los de los retratados y se vea sacudido por sus penetrantes miradas.
Junto a esta serie de retratos, Pei-Ming rinde homenaje a Goya. Y lo hace reinterpretando Los fusilamientos del 3 de mayo (1814), obra teñida de un rabioso e intenso color rojo. También recuerda a Velázquez, tanto en su serie sobre el Papa Inocencio X como en el tríptico Crucifixión, en el que es el propio artista quien padece el sufrimiento de la cruz.
“Yan Pei-Ming muestra en sus retratos estas incomodidades y verdades universales. A veces las disfraza de un personaje histórico, a veces son retratos de personas anónimas que poseen miradas perdidas que encierran tragedias compartidas. El artista lleva a un nuevo orden las convicciones tradicionales sobre la pintura. Sus trazos violentos sobre el lienzo parecen ser la excusa perfecta para repudiar todo lo que odia, que quiere quitar, eliminar, sacando al exterior aquello de lo que quiere huir. De manera magistral y con recursos mínimos, evoca un discurso complejo, lleno de aristas e interpretaciones”, destaca el director de CAC Málaga, Fernando Francés.
La muerte y la figura del padre, dos de sus obsesiones, también se hacen presentes en esta muestra y aparecen en obras como Cuerpo no identificado, Padre del artista en la morgue, o su Autorretrato en la morgue.
“La muerte es una fuente de inspiración para disciplinas tan distintas como la filosofía, la religión, el arte o la literatura. Es una cuestión universal porque nadie puede evitarla. Es un tema eterno que nos rodea, una presencia constante para cada ser humano. La muerte es inevitable. Pero también habla de mi lucha y mi compromiso con la pintura: el lienzo que está frente a mí cuando pinto”, explica Pei-Ming, que fue el primer artista chino en exponer en el Museo de Louvre de París (Les Funérailles de Monna Lisa, en 2009) y que en esta ocasión tiene el privilegio poco común de exponer una de sus obras, Pope, en la Catedral de Málaga, templo que nunca había acogido una obra contemporánea en sus cinco siglos de existencia.
Se trata del retrato de un Papa anónimo que colgará en la capilla de la Victoria del templo renacentista hasta el 14 de junio, fecha en la que concluye su visita al CAC Málaga.
Sin embargo, Pei-Ming se tendrá que conformar con ser un visitante más del Museo Picasso Málaga, donde pretendía exhibir uno de sus retratos dedicado al genial malagueño. La dirección del museo le denegó tal deseo.
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