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Tarde de toros mansos y toreros grises

Padilla, Abellán y Urdiales pasaron sin pena ni gloria

El diestro Diego Urdiales da un pase a su segundo astado en la quinta corrida de la Feria de Fallas.
El diestro Diego Urdiales da un pase a su segundo astado en la quinta corrida de la Feria de Fallas.Kai Försterling (EFE)

Seis toros de impecable presencia; seis toros de indiscutible mansedumbre. Concurso de mansos, pudo ser la corrida de Alcurrucén (hermanos Lozano). Variados de capa, los seis lucieron astifinas defensas y un trapío de aplauso. Nada más. Toda esa hermosa fachada externa quedó fuera de combate por el fondo ofrecido. De los seis, el quinto empujó con ganas en el primer puyazo, pero se marchó de la suerte sin permiso de nadie. Y lo mismo hizo en la segunda entrada al caballo. Los cinco toros restantes ni cumplieron ni dejaron de cumplir en ese primer tercio, aunque unos más que otros también dejaron clara su dosis de mansedumbre, antes, durante y después del caballo.

ALCURRUCÉN / PADILLA, ABELLÁN, URDIALES

Toros de Alcurrucén. Bien presentados, variados de capa, mansos, descastados aunque nobles. El cuarto se echó en la muleta y hubo que apuntillarlo.

Juan José Padilla. Entera trasera –aviso- y descabello (saludos); apuntillado el toro (saludos).

Miguel Abellán. Casi entera (vuelta al ruedo); cuatro pinchazos y entera (silencio).

Diego Urdiales. Pinchazo, estocada –aviso- y descabello (saludos); entera contraria echando la muleta –aviso- y tres descabellos (palmas).

Plaza de Valencia, 17 de marzo. 5ª de Fallas. Media.

De salida, los seis aparecieron como si la cosa no fuera con ellos: distraídos, huidizos y negados para el capote. En banderillas esperaron y renegaron. Estos toros, a veces, suelen destaparse en la muleta y aunque en esta ocasión no fue así algunos se dejaron hacer de principio para claudicar a mitad de faena, o incluso antes. El cuarto se murió literalmente de pie cuando Padilla intentaba cuadrarlo. Se echó para los restos y hubo que apuntillarlo.

Ni Padilla, ni Abellán, ni Urdiales, fueron capaces de levantar el vuelo de una tarde fría de clima como de ambiente. Muy grises y espesos los tres. En Padilla primó la cantidad sobre la calidad en el primero. Faena sin relieve; sin contenido alguno. Muchos pases acumulados al mismo nivel que el descastado toro. Al cuarto lo recibió con dos largas cambiadas de rodillas y entre una y otra, el toro se pegó sendas vueltas completas al ruedo buscando la salida de emergencia. Banderilleó Padilla en este, lo que no hizo en el anterior, y colocó los palos arriba. Los rodillazos de inicio sentenciaron a muerte al toro antes de hora, que no superó la prueba. Con el toro al paso y cada vez más moribundo, Padilla se puso terco y liquidó al de Alcurrucén antes de entrar a matar. Cuando intentaba cuadrarlo, el toro se echó todo lo largo y tras un pequeño teatro de las cuadrillas por levantarlo, hubo que darle a la puntilla para acabar con la triste escena. El público, que lo daba todo por bueno, ovacionó a Padilla tras el desaguisado.

El diestro Juan José Padilla da un pase de rodillas a su primer astado en la quinta corrida de la Feria de Fallas.
El diestro Juan José Padilla da un pase de rodillas a su primer astado en la quinta corrida de la Feria de Fallas.Kai Försterling (EFE)

Tampoco a Miguel Abellán se le encendieron las luces. En el segundo, que sin clase tuvo cierto aire, lo toreó muy al hilo del pitón. Poco ajuste en una faena que pasó por un desairado desarme, y acabó pesando mucho en el ambiente. El quinto, que sin humillar también tuvo su punto aprovechable, Abellán aplicó la misma medicina. Y esta vez a la ligera, con más prisas que las recomendables.

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El tercero se le derrumbó a Urdiales antes de darle las buenas tardes con la muleta. Con la cara alta y con resistencia, el toro y Urdiales mantuvieron un encuentro sin llegar al acuerdo. El toro por un lado y el torero por otro. En una faena de escaso gobierno y temple, Urdiales destapó dos naturales buenos entre los muchos que intentó dar. Ninguna serie salió rematada. El sexto, de gran pantalla y engatillado de pitones, se pegó una vuelta completa al ruedo tras el primer muletazo que le dio Urdiales. El toro acudió a la muleta sin gracia alguna y Urdiales, que le dio muchas vueltas al asunto, sacó poco en claro. Varios enganchones afearon una faena de tonos muy irregulares.

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