Fabra crea una ‘policía’ identitaria para defender los tópicos valencianos
El PP rechaza la retirada de la Ley de de Señas de identidad y la oposición le acusa de "restaurar la Inquisición"
“El populismo es el atajo por el cual algunos oportunistas juegan con las ilusiones e ideales de las personas”. La cita es de Alberto Fabra, que la pronunció ante una convención de Nuevas Generaciones el pasado domingo. “Las cosas no funcionan sembrando el odio, sino el respeto al adversario político, hablando en términos de paz, en lugar de rupturas, y buscando las cosas que nos unen”.
El presidente de la Generalitat no se refería a su Gobierno, ni a su partido, que este miércoles rechazó en las Cortes Valencianas retirar, como pedía la oposición, el proyecto de Ley de Reconocimiento, Protección y Promoción de las Señas de Identidad del Pueblo Valenciano, una norma que se aprobará en el último pleno de la legislatura y que prevé crear una especie de policía identitaria, el Observatorio de las Señas de Identidad Valencianas. Ese observatorio podrá iniciar “el procedimiento a fin de determinar la pérdida del derecho al cobro de una subvención” por aquellas personas o entidades que protagonicen “un agravio o menosprecio manifiesto a las señas de identidad”.
Aspectos objeto de polémica social como la celebración de bous al carrer, que la norma declara patrimonio cultural inmaterial, centran los tópicos sobre los que el Gobierno de Fabra ha construido una ley que, como destacó el diputado de Esquerra Unida Lluís Torró, si se planteara en el País Vasco, por ejemplo, levantaría una oleada de escándalo en las filas del PP, al pretender fijar, sobre prejuicios como la “individualidad” de la lengua autóctona, o sobre costumbres como la colombicultura, la gastronomía, las fiestas de Fallas o Fogueres, o los festejos taurinos, una identidad que, en palabras del consejero de Gobernación y Justicia, Luis Santamaría, “no puede ser amenazada por proyectos que buscan autoexcluirse”.
La orientación hacia un supuesto enemigo interior de la ley fue destacado por los grupos de izquierda. El socialista Rafael Rubio puso en evidencia que “no existe ninguna ley similar en nuestro entorno” y añadió que, en todo caso, “se parece a las que promulgó Franco después de la Guerra Civil”. El diputado calificó el proyecto de “macartista” y definió el Observatorio que crea como “una especie de Santo Oficio”. De la composición de ese organismo han sido excluidos, recordó, el Consell Valencià de Cultura y la Acadèmia Valenciana de la Llengua, instituciones recogidas en el Estatut d’Autonomia.
Rubio: "Si supieran qué es el Siglo de Oro, ya lo habrían saqueado"
Josep Maria Pañella, de Compromís, acudió a Juvenal y el famoso “panem et circenses” para describir lo que pretende un PP en horas bajas electorales. Los “problemas de corrupción, el paro o la incompetencia de los gobernantes”, dijo, son las auténticas preocupaciones ciudadanas. Según el portavoz del PP, Jorge Bellver, esas críticas “son incomprensibles para un valenciano”. El diputado acusó a la izquierda de “ponerse nerviosa con las señas de identidad” y arremetió: “Ustedes creen en los Países Catalanes, no creen en su pueblo”.
“Ni censuras, ni exclusiones, simplemente cumplimos el Estatut y defendemos las señas de identidad”, había asegurado el consejero Santamaría, para justificar que la Federació de Penyes Taurines de Bous al Carrer o la denominada Academia de Cultura Valenciana, entidad que niega que el valenciano sea una variante del catalán, puedan decidir desde el Observatorio creado al efecto si asociaciones protectoras de animales o editoriales y entidades culturales han de perder subvenciones o ayudas públicas a las que tienen derecho porque se oponen a los tópicos y, en materia lingüística, las aberraciones que profesan. La ley, en cuyo debate en comisión la oposición no participará, prevé que esa policía o inquisición identitaria eleve “a la consejería competente en la materia una memoria anual”.
Bellver acusó a la oposición de “estar constantemente hablando de País Valenciano, de la cuatribarrada y poniendo en cuestión la unidad territorial de la Comunidad Valenciana”. La lista negra puede ser muy larga.
Barberá y Lizondo como referentes
El portavoz popular, Jorge Bellver, consideró "pueril" que la oposición aludiera reiteradamente a la balbuceante intervención de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberà, del PP, en el acto fallero de la Crida, el pasado domingo, como "algo más que una anécdota" en el desprecio hacia la lengua autóctona. "Conozco a Barberá y la admiro", confesó sobre la también diputada, ausente del hemiciclo. Y añadió: "De aquí a que sean capaces de hacer lo que ella ha hecho tienen mucha faena". Y homenajeó a "quienes han construido la verdadera alma del pueblo valenciano", entre los que equiparó a Joanot Martorell, Sant Vicent Ferrer o Vicente Blasco Ibáñez con Vicente González Lizondo, desaparecido líder de la fuerza regionalista Unión Valenciana que llegó a la presidencia de las Cortes gracias a un pacto con el PP en el primer mandato de Eduardo Zaplana en la Generalitat.
El socialista Juan Soto exhibió desde su escaño, durante el debate, una camiseta y un cartel contra los festejos taurinos. Su correligionario Rafael Rubio aseguró desde la tribuna que el PSPV-PSOE no tiene complejo alguno con los símbolos valencianos, que instauró con una ley en su periodo de gobierno, pero advirtió de que “la grandeza de la Comunidad Valenciana está en la diversidad, no en el monopolio de lo bueno o lo malo”.
“En la vida se me ocurriría pensar en ustedes como antivalencianos”, señaló Lluís Torró, de Esquerra Unida, que dijo que la ley va “contra la libertad de pensamiento y de expresión” y retó a los populares: “Para esta ley, el enemigo no es de fuera, es de aquí. Y es tan valenciano como ustedes”.
Los tres portavoces de la oposición coincidieron en que la preocupación del PP por las señas de identidad contrasta con la imagen de corrupción que han extendido de la Comunidad Valenciana. Rubio hizo una chanza sobre eso al asegurar que si el PP supiera qué es “el siglo de oro valenciano”, que se cita en la ley, “ya lo habría saqueado”. El parlamentario recordó que en 20 años de gestión de la derecha, las cajas valencianas han acabado en manos de bancos catalanes, el Valencia CF, en manos “del capital asiático”, y se ha cerrado la Ràdio Televisió Valenciana.
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