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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Oscuridad sin misterio

Hay que ser muy seguidor de Tricky para seguirle viendo el interés a los conciertos de este artista

Tricky en concierto en la sala Apolo
Tricky en concierto en la sala Apolo Xavi Torrent

Hay que ser muy, pero que muy seguidor de Tricky para seguirle viendo el interés a los conciertos de este artista que cada día parece más pálida versión de sí mismo. La reiteración de sus recursos lejos de profundizar en la senda de una música inquietante, perezosa y un punto lúgubre que se arrastra a ras de suelo como el vapor de glicerol, le convierte en un músico que hace de la guitarra y de los acordes más rockeros una enseña que se aleja de la tensión para acercarla al músculo. Obviamente es una cuestión de gustos pillarle el atractivo no ya a Tricky, sino incluso a Chenoa, pero la turbación que producía Tricky en el pasado se ha ido evaporando.

TRICKY

Apolo

12 Febrero 2015

Y no se trata tanto de un giro estilístico como de un directo que ni tan siquiera hace justicia a las nuevas canciones del disco que presentaba, titulado con su nombre real, Adrian Thaws. Si éstas suenan medianamente sofisticadas, con arreglos elaborados y la intención de construir una sonoridad rica, en directo es de nuevo el músculo el que manda sugiriendo piezas mucho más planas, sin recovecos. No sólo eso, sino que el grupo, con buena parte de su sonido disparado y no tocado, parece fruto de una economía de guerra en el que destacaba el batería, el guitarra y la voz femenina, cosa no complicada ya que eran los únicos en escena. Todo menos estos tres elementos sonaba artificial. Y no es este el problema, sino que la sonoridad conseguida era excesivamente previsible y ramplona.

Más madera. La voz femenina apenas destacó por tratarse de una voz sin personalidad. Si a ello sumamos que Tricky cada día canta menos, limitándose a estar en escena, moverse, cantar de espaldas y preocuparse de que ninguna luz rompiese la oscuridad del escenario, podrá comprenderse porqué el público aplaudía más bien porque se acababan las canciones, todas ellas, por cierto, con un final brusco. A la hora Tricky ya hacía ademán de concluir el concierto, que se alargó con unos breves vises dilatados tras una espera que parecía perseguir alcanzar la hora y media de concierto. La alcanzó. Y ya está.

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