Línea clara en movimiento
Las imágenes de Javier de Juan en Tabacalera serían del agrado de Narciso Menéndez Bringa, cuya obra se exhibe en el Museo ABC
Narciso Menéndez Bringa (Madrid 1866-1933) fue un ilustrador con ojo de fotógrafo. Su estilo clásico, de línea clara, muy detallista, con especial predilección por el retrato de las mujeres de su época, estuvo siempre vinculado con la revista Blanco y Negro.Ahora el Museo ABC trae, hasta el 3 de mayo, una antología de sus trabajos para esta publicación comisariada por Víctor Zarza. Menéndez Bringa reflejó aquella actualidad, quizás de manera menos comprometida y dramática, política al fin y al cabo, que su colega Francisco Sancha, cuya exposición vimos recientemente también en este museo, pero de manera elegante y delicada.
Narciso Menéndez Bringa. El espectáculo de la ilustración, se compone de 200 obras seleccionadas de entre los fondos de Blanco y Negro y se estructura en varios bloques: Estilo, Cronista de su tiempo, Ilustrador polifacético y Mujeres. Eran tiempos en los que en las revistas, además de espacio para la ilustración, lo había para la literatura. Así el artista acompañó relatos, ensayos o poesías de Vicente Blasco Ibáñez, Azorín, Jacinto Benavente o Maupassant.
La vida cotidiana también se va a ver reflejada, y nunca mejor dicho, en la fachada de Tabacalera. Es la propia fachada del mastodonte arquitectónico la que acogerá la nueva obra del artista Javier de Juan. A partir del próximo viernes, en el ala del edificio que da a la Glorieta de Embajadores, se podrá ver la videoproyección La ciudad invisible, resultado de siete años de investigación sobre síntesis de movimiento y en cuya realización se utilizaron avanzadas técnicas de captura del movimiento sobre actores y actrices especialistas en expresión corporal.
Allí se verán muy grandes y en movimiento unas figuras de ciudadanos cotidianos, como parte de un lenguaje común que une a todos los urbanitas del planeta en tiempos de globalización. Las imágenes de De Juan, nítidas y de línea clara, de movimientos delicados y armónicos, seguramente hubieran sido, un siglo antes, del gusto de Narciso Menéndez Bringa. Así se hubieran movido sus personajes.
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