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Afundación recorta su presupuesto y prevé llegar al déficit cero en 2017

La gestora de la antigua obra social de las cajas destinará el 40% del dinero a los cursos de sus escuelas de negocios

La obra social de las antiguas cajas de ahorro gallegas sigue tocada por la crisis. Su actividad sociocultural llegó hasta 2010 impulsada por un presupuesto de 80 millones de euros que quedó reducido a menos de la mitad (30 millones) en 2014, el año de la compra de Novagalicia Banco (ahora Abanca) por el dueño de Banesco, el venezolano Juan Carlos Escotet. Un año después, Afundación, la nueva entidad a cargo de la obra social, vuelve a meter la tijera al presupuesto: lo deja en 29 millones en este 2015 mientras se marca el 2017 como año del déficit cero. Afundación anuncia una inversión de 125 millones de euros —29 de ellos para este año— en este quinquenio. El 40% lo destinará a los cursos de sus escuelas de negocios, el 25% a acciones contra el envejecimiento activo y el resto a actividades culturales.

La entidad no quiere hablar de presupuesto de crisis pero reconoce que “es austero”. Ayer, en la presentación a los medios de comunicación del plan estratégico 2015-2017, el presidente de Afundación, Miguel Ángel Escotet, aseguró que la fórmula para conseguir el déficit cero y poder dedicar a partir de 2017 unos 100.000 euros al fondo de reserva —que en los dos años siguientes debería crecer unos seis millones hasta alcanzar los 79— pasa por racionalizar el gasto, optimizar los recursos y mantener un nivel de actividad “razonable e intenso”.

Mientras busca esa autosuficiencia, se emplea en tapar el déficit, estimado en cinco millones de euros anuales, con aportaciones de Abanca por esa cantidad hasta 2017. A partir de ahí y hasta 2040, el banco destinará a la obra social el 3% de sus beneficios garantizando el mínimo de los cinco millones anuales.

En esta línea de austeridad la entidad pondrá a la venta el grueso de los locales que tiene dispersos por la geografía gallega y que no aportan rentabilidad. Si llegan a venderse, los recursos obtenidos se destinarán al fondo de reserva anticíclico. Frente a ello, mantendrá los edificios emblemáticos, como los teatros de Vigo y Pontevedra, para los que se marca ampliar los servicios y realizará una oferta de actividades educativas y culturales para la sociedad. “Es una nueva etapa, empezamos desde cero”, explica a este diario un portavoz de Afundación que puntualiza que ahora son “una entidad privada de carácter público y no estamos en la coyuntura de invertir”. En lo que respecta a la colección de arte de la desaparecida Caixanova, una de las mejores de Galicia, permanecerá en Vigo, “donde está muy bien”, según precisó Escotet.

La búsqueda de la rentabilidad se aplicará también a las actividades culturales, aunque Escotet aseguró ayer que “se intentará” que los usuarios no tengan que pagar más. La estrategia pasa en este caso por aumentar en un 30% el número de beneficiarios de educación superior, en un 23% las bolsas y prácticas y en un 48% los alumnos y profesores internacionales hasta alcanzar las 600.000 personas. El presidente asegura que no se tocará a la plantilla aunque habrá “un ajuste” en su organización para potenciar la “polivalencia” de los trabajadores a los que se les exigirá “mayor versatilidad”.

Afundación concede especial importancia al Código Ético, de obligado cumplimiento para empleados y miembros del patronato, y que se aplicará igualmente a los proveedores para garantizar la profesionalización e independencia de todos. “Seremos supremamente estrictos”, aseguró Escotet puntualizando que “en la ética no vale el 99%”. Afundación intenta evitar que la entidad sea utilizada “con fines políticos, privados o personales” o como “instrumento para el logro de fines ilegítimos o inapropiados”.

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