“Estoy muy dolorida, pero sonrío”
El desahucio de la mujer enferma del Guinardó fue suspendido ayer por la mañana y todo apunta a que accederá a un piso de protección social
El martes era una anhelada pero turbia ilusión. Ayer, se convirtió en realidad. María Goretti, la gallega con síndrome de sensibilidad química múltiple, durmió anoche en su piso de la calle Sant Antoni María Claret porque su desahucio fue suspendido.
“El martes vivía en shock porque pensaba que me desalojaban y lo perdía todo. Ahora estoy en shock porque la acera se llenó de gente, han parado el desahucio y vuelvo a tener esperanzas”, expresó la afectada desde su silla de ruedas, sorprendida por la movilización que generó su caso. Cerca de 60 personas de diferentes colectivos sociales se concentraron ayer a las nueve dela mañana en su domicilio para impedir el desalojo. Media hora más tarde, dos mossos le comunicaron que el desahucio había sido paralizado.
La ruleta cambió de dirección y la suerte le sonríe a María. A partir de ahora se agilizarán los trámites para acceder al piso de protección oficial. Así lo manifestó Toni Tallada, responsable de la plataforma 500 x 20, después de hablar con cuatro administradores de los Servicios Sociales que se presentaron en el desahucio. “Ahora falta llevar a la práctica lo hablado. Nosotros estaremos encima de la causa para ayudar, presionar y conseguir que salga cuanto antes”, explicó Tallada, quien, además, adelantó que también trabajará para conseguir la renta mínima de inserción.
“El único problema ahora es la normativa de la mesa de emergencia, que le exige al afectado cobrar algo para ingresar en el piso de protección oficial”, indicó Tallada, quien valoró de "incoherente" la condición. María carece de ingresos. “Volveremos a negociar con los Servicios Sociales. No sé cómo lo van a solucionar, pero deberán ponerse a pensar. Esto tendrán que remediarlo”.
El Ayuntamiento aseguró a El PAÍS que mantiene el compromiso de atender a María, a pesar que “la afectada muestra cierta negativa” a recibir las ayudas previstas. Fuentes del Consistorio revelaron que “los Servicios Sociales le han ofrecido diferentes ayudas que ella ha rechazado siempre”. Por ejemplo, asistencias para la cobertura alimentaria y de medicación, la tramitación para una nueva vivienda y el servicio de atención domiciliaria.
María niega esta versión. Asegura que la Administración “maquilla” una ayuda que nunca acaba de dar. Y denuncia que existe una mala gestión de los servicios sociales basada en la falta de comunicación, lenta gestión del trabajo y desconocimiento real de su enfermedad. “No sé dónde estaré mañana, pero seguro voy sin miedo. Hoy temprano pensaba que me iba con los pies por delante. Pero sigo aquí, y muy agradecida. Estoy muy dolorida, pero sonrío”. Entre sus planes aún no está rendirse.
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