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Empleados a cambio de pan y agua

La policía libera a un rumano con discapacidad esclavizado por una organización Otros dos trabajadores lograron escapar

Antonio J. Mora

Lo único que podía llevarse a la boca en todo el día era un mendrugo y agua. Sobrevivía en una cuadra sin ventanas en la que el frío hacía estragos. Su sueño de viajar a España y encontrar trabajo distaba mucho de la realidad con la que se había topado. Y que le habían prometido. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía han liberado a un joven rumano con discapacidad que permanecía recluido y era explotado laboralmente en Olivares, una localidad situada a unos 16 kilómetros de Sevilla. En la operación policial, iniciada tras la denuncia presentada por otros dos trabajadores que habían conseguido escapar, los agentes han detenido a cuatro miembros de una misma familia perteneciente a una red que opera desde Rumanía y que capta a ciudadanos con falsas promesas de trabajo.

El modo de operar de la organización era bastante sencillo. Según una nota de prensa de la policía, captaba a ciudadanos rumanos ofreciéndoles un empleo en España a cambio de 700 euros al mes, alojamiento y manutención. Ya fuese para labores agrícolas, como la recogida de fruta, o la poda de arboleda. En el lote estaba incluido el billete de autobús para su nuevo destino. Aceptado el acuerdo, un miembro del grupo acompañaba a las víctimas en el trayecto para controlar así su llegada al país y, una vez en Sevilla, les requisaba toda su documentación y los encerraba en la cuadra de una vivienda de dicho municipio. Sus sueños comenzaban a esfumarse.

Las víctimas vivían en una cuadra sin ventanas y expuestas al frío

Ni las condiciones ni el empleo eran los acordados. Según el testimonio ofrecido por las víctimas, el joven liberado por la policía —con discapacidad física y psíquica— tenía que ocuparse del servicio de los cuatro miembros de la red y de las tareas de la casa. Los otros dos trabajadores eran obligados a robar naranjas que, posteriormente, vendían sus captores. A cambio de sus tareas realizadas, las víctimas solo recibían un trozo de pan duro y agua al día y eran obligadas a malvivir en “una cuadra para animales sin ventanas y en condiciones infrahumanas, entre ellas, las bajas temperaturas”, según fuentes policiales.

En sus declaraciones ante los agentes, las víctimas denuncian además haber sufrido “amenazas, vejaciones y agresiones” (incluso con palos y hasta un sable) por parte de los integrantes de la organización, acusados de los delitos de trata de seres humanos, detención ilegal, amenazas, coacciones, tenencia ilícita de armas y pertenencia a grupo criminal. Un juez ha decretado su ingreso en prisión.

La operación policial, que se enmarca en el convenio de colaboración entre los Ministerios de Empleo y del Interior para la lucha contra el empleo irregular, se inició tras la denuncia presentada por dos de estos trabajadores. Las víctimas aseguraron a los agentes que habían sido retenidas bajo amenazas y agresiones en una vivienda de Olivares y obligadas a robar. Explicaron que habían podido escaparse y llegar hasta Sevilla aprovechado que, al ser día de Navidad, sus captores “se encontraban en estado de embriaguez”. Asimismo, estos ciudadanos alertaron a los agentes de que aún permanecía retenido en la casa otro compañero. Fue entonces, cuando la policía inició el operativo que se ha saldado con la liberación del joven y la detención de los miembros de esta red.

Casos como el ocurrido en Olivares se suman al conocido, hace apenas una semana, en Cataluña. Los Mossos d’Esquadra detuvieron el pasado día 26 a cinco empresarios pertenecientes a una red dedicada a la explotación laboral de personas de nacionalidad china. Según fuentes del caso, los arrestados prestaban dinero a las víctimas a cambio de que trabajaran en un régimen de semiesclavitud.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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