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“Museo y artista no están conectados”

La escultura y artista Susana Solano recibe este martes el premio GAC 2015 de los galeristas catalanes por su trayectoria artística

José Ángel Montañés
La escultora y artista barcelonesa Susana Solano, premio GAC 2015.
La escultora y artista barcelonesa Susana Solano, premio GAC 2015.carles ribas

Los galeristas catalanes premian hoy a la escultora Susana Solano (Barcelona, 1946) dentro de la VIII Nit del Galerisme por su trayectoria y su papel clave en la difusión del arte; un premio que, curiosamente, es el primero que se le concede en Cataluña a una artista con gran proyección internacional considerada desde sus inicios como la gran esperanza del arte catalán. Tras más de una década sin exponer en Barcelona, el año pasado en la Fundación Suñol se pudo ver Vol rasant, con 15 esculturas suyas de gran formato creadas entre 1988 y 2011. Solano, Premio Nacional de Artes Plásticas 1988, vive en Sant Just Desvern y tiene su taller en Gelida, pero no para de viajar con sus obras por medio mundo, sobre todo Estados Unidos.

Pregunta. ¿Qué le parece el premio?

Respuesta. Me sorprende, porque siempre ha habido un gran silencio hacia mi trabajo. De hecho, es la primera vez que se me menciona a nivel institucional en Cataluña. Seguro que la exposición en la Suñol ha ayudado a valorar, pero no creo que sirva para cambiar las cosas y tampoco que sea un punto de inflexión. Es un reconocimiento y punto, pero mañana todos seremos los mismos.

“La obra más reciente mía en el Macba es de 1988. Desde entonces no existo para el museo"

P. ¿Los museos barceloneses explican bien su obra?

R. Los museos y las instituciones son lo que son su dirección y sus gestores, pero no son representativos de lo que se está haciendo en el mundo de la creación en Cataluña porque no existe conexión. El Santa Mònica ha sido más flexible, pero el Macba ha sido hermético, los fondos que tiene de artistas catalanes son mínimos. En mi caso, si no me equivoco, tienen tres obras y la más reciente es de 1988. Desde esa fecha yo no existo en el Macba. Pero eso ocurre con casi todos los artistas catalanes de mi generación y de otras. El programa del Macba va dirigido a un público internacional, pero también de Cataluña y tendrían que ser más flexibles y hacer programas y miradas más abiertas de cara al público.

P. ¿Y en su ciudad?

R. En Barcelona solo se puede ver una obra mía en el Vall d’Hebrón de 1986 inaugurada en 1992. Ha habido desinterés, porque aquí aplaudimos a los de fuera, pero a los de dentro los miramos poco. Nunca he tenido mi momento, pero lo prefiero porque eso implica no tener ataduras. Siempre he querido estar al margen del poder, de las deudas y del amiguismo. Me hace sentir libre, pero marginada. Es el precio que tengo que pagar. Cultura y Política siempre tienen que estar confrontadas, no podemos estar en manos de los políticos de turno que dicen lo que es bueno y con lo que van a llenar un museo.

El artista trabaja y expone por egoísmo porque necesita estima y autoestima”

P. ¿Fue la gran esperanza del arte catalán?

R. Me siento del mundo. Madrid me ha cuidado mucho más que Barcelona, allí me han publicado libros y he hecho exposiciones. Aquí ha habido proyectos que no han acabado bien, como una en el Colegio de Arquitectos con piezas grandes que se hizo en el ICO de Madrid y otra prevista en la Miró que no se hizo.

P. ¿Cómo crea sus obras?

R. Trabajo por necesidad, por pulsión. Es mi forma de estar en el mundo y mi lenguaje. Siempre parte de algo que me molesta, que me duela y que tenga algo de denuncia. Luego pasa al intelecto y si permanece tengo que hacerlo. Tomo alguna nota, pero pocas.

P. ¿Cuál es la finalidad del arte?

R. El artista trabaja por egoísmo porque necesita estima y autoestima, nadie trabaja para no enseñar.

P. ¿En qué trabaja ahora?

R. Aparte de la exposición de Barcelona he realizado una muestra en Estados Unidos en 2013, en una galería privada de Nueva York. Por ahora no quiero hacer exposiciones, estoy cansada, porque suponen mucho trabajo. No todo es hacer esculturas, hay que hacer mucho trabajo de despacho y yo no tengo secretaria. Mi obra se caracteriza por trabajar con metales, últimamente con aluminio magnesio, pero también estoy haciendo video, fotografía, muebles como los dos que presentaré este verano en Palma, o alfombras. La primera de tres, que mostraré como alfombra de autor que acaba de llegar de la India. Se llama Marrakech, está dedicada al mundo árabe y es como un suelo damascado con fotografía repetitiva. Hago cosas diferentes, pero hay gente que me dice que ve una pieza mía y la identifica, es como si en todas hubiera una caligrafía informal, un lenguaje con tics.

P. ¿Vigila el mercado del arte?

R. Me interesa vender obra a medida que puedo seguir trabajando. Si hago diez obras vendo una, pero me permite seguir trabajando cuatro o cinco meses. En cuanto a los precios desorbitados que se pagan en el mercado internacional, el arte, como los inmuebles, es un mundo de especulación.

P. ¿Qué piensa de la situación política que vive Cataluña?

R. No milito con mi trabajo, pero tenemos todo el derecho a decidir como nación que es lo que queremos. La independencia, a corto o largo plazo vendrá pero no sé si beneficiará al arte o no.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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